Producen estupor los recientes trinos del cuestionado exsuperintendente de Industria santista, Pablo Felipe Robledo quien utilizó un tono violento en contra del directivo de una de las empresas más importantes, respetables y prósperas de Colombia.
En efecto, Robledo se refirió en tono desbordado contra el señor Christian Daes, COO de Tecnoglass, compañía que durante el gobierno de Santos fue duramente perseguida, a través de Pablo Felipe Robledo cuando éste ejerció como superintendente de Industria y Comercio.
Por cuenta del escándalo de la reventa de las boletas para la eliminatoria del mundial de fútbol de Rusia, Robledo quiso pescar en río revuelto y, como si se tratara de un policía judicial, sin fundamento ninguno ordenó un allanamiento a las oficinas de los directivos de Tecnoglass, llegando al extremo insólito de incautar el teléfono particular de Daes.
Robledo quiso, sin éxito ninguno, prefabricar pruebas para vincular a Tecnoglass con la operación de reventa de boletas. De manera absurda, ordenó que funcionarios de la superintendencia entrevistaran a los hermanos Daes, pasando por encima de un hecho que es fundamental: ninguno de ellos funge como representante legal de Tecnoglass.
Igualmente, en el expediente que existe sobre el caso de la reventa de boletas, el apellido Daes no figura ni una sola vez. Solamente existe en la imaginación del perseguidor Robledo.
Durante su paso por la Superintendencia de Industria, Robledo convirtió a esa entidad en una vulgar policía política desde la que persiguió a empresarios y políticos que no estaban alineados con el régimen santista. Así Robledo lo niegue, son abundantes las evidencias que demuestran que entre él y el chuzador ilegal Laude Fernández, efectivamente existió un nauseabundo y criminal maridaje.
Laude Fernández, quien era el cabecilla en Colombia de la cuestionada empresa de investigación BRG, está involucrado a fondo en el proceso de las chuzadas ilegales que afectaron a distintas personalidades colombianas, empezando por el fiscal general de la nación. Pero, así mismo, uno de los clientes predilectos de Fernández –a quien Robledo conoció en los años 90 cuando se desempeñaba como secretario privado del entonces director del DAS, Ramiro Bejarano Guzmán- era la Superintendencia de Industria.
Hay suficientes pruebas que demuestran que una de las órdenes que Robledo le dio a Laude Fernández consistió en intervenir las comunicaciones de los hermanos José Manuel y
Christian Daes y otros directivos de la empresa Tecnoglass.
El caso es tan robusto que a comienzos de diciembre del año pasado, la procuraduría general de la nación abrió, a través del auto 00773 una indagación contra distintos funcionarios de la superintendencia de Industria y Comercio.
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La animadversión de Robledo contra los hermanos Daes viene de tiempo atrás. Antes de ser superintendente, mientras se desempeñaba como viceministro de justicia de Santos, profirió desde su cuenta personal de Twitter mensajes en los que denotaba su odio hacia los mayores accionistas de Tecnoglass.
En efecto, en medio de la controversia que se dio por el control de la cámara de comercio de Barranquilla, Robledo tomó partido en contra del grupo de empresarios entre quienes se encontraban los empresarios José Manuel y Christian Daes. Con total desvergüenza, en referencia a ellos, escribió que: “Llegará el día. En escándalo de elección de junta Camcomercio Bquilla, la justicia dejarán (sic) ver, como un VIDRIO, quién está detrás”. Para nadie es un secreto que se estaba refiriendo a los Daes, los mayores productores de ventanas de nuestro país.
Luego, fue más allá al escribir que “Gente de VIDRIOS Y SOLES llenos de empresas SAS… Da es pena”.
Cinco años después, Robledo utiliza la misma fórmula sibilina para referirse a los empresarios Daes, esos mismos a quienes persiguió de manera ilegal mientras fungió como superintendente de Industria. ¿A quién le estaba cumpliendo órdenes el doctor Robledo? Eso se descubrirá en las investigaciones disciplinarias y penales que actualmente se adelantan tanto en procuraduría como en fiscalía.
Pero aquel no es el único caso que involucra a Pablo Felipe Robledo con acciones sucias que involucran organizaciones privadas de inteligencia. Durante la campaña presidencial, cuando el doctor Iván Duque –férreo opositor de Santos- empezó a subir en las encuestas, surgió un escándalo con el que se intentó minar su aspiración presidencial.
En dicha campaña, con toda la mezquindad, se intentó vincular al presidente Uribe con la empresa británica Cambridge Analytica, compañía especializada en manipular personas a través de Internet.
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Tan pronto se puso en marcha aquel complot contra el presidente Uribe, desde la superintendencia de Industria, Pablo Felipe Robledo puso en marcha la segunda fase de la campaña de desprestigio contra el uribismo, ordenando la suspensión de una aplicación denominada PIG, indicando que ésta se encontraba vinculada con Cambridge Analytica.
En su momento, Robledo aseveró que la aplicación PIG estaba interviniendo en la campaña electoral colombiana, concretamente a favor de la aspiración uribista.
Dicho señalamiento, que nunca fue sustentado, pinta de cuerpo entero a Pablo Felipe Robledo, un sujeto rencoroso que el que procedió el exsuperintendente Robledo a quien nunca se le vio ponderación y en cambio sí su sed de venganza como si quisiera desahogar sus frustraciones personales –y familiares- abusando brutalmente del poder que ostentó.
Publicado: febrero 6 de 2019