Resulta inadmisible que los salones de clase de la prestigiosa universidad de Los Andes, considerada como una de las mejores de nuestro país, se estén convirtiendo en centros de adoctrinamiento forzado, en los que los estudiantes son obligados a atender charlas de miembros de la banda terrorista Farc.
La semana pasada trascendió que el profesor Sergio Lizarazo, del departamento de ciencia política de Los Andes, convocó a una charla con la terrorista alias Victoria Sandino.
En el marco de la libertad de cátedra y autonomía universitaria, la constitución y las leyes permiten que ese tipo de charlas, por controvertibles que sean, puedan ser llevadas a cabo. Pero lo que no está permitido, bajo ninguna circunstancia es que el profesor que las promueve, en este caso el señor Lizarazo, amenace a sus alumnos con bajas calificaciones si optan por no asistir a la charla ofrecida por una de las más sanguinarias integrantes de las Farc quien, por demás, continúa impune y sus víctimas aún no reciben resarcimiento alguno.
Lizarazo es un fanático de las Farc y aquello es más que evidente. En su cuenta de Twitter, donde pone de manifiesto su admiración por esa estructura terrorista, frente al proceso de extradición del mafioso alias Jesús Sántrich, escribió: “Dando la batalla por la implementación total del acuerdo. Exigimos #SantrichLibre porque @JSantrich_Farc es un hombre de paz, artista apasionado por la vida y por la justicia social en Colombia; arquitecto del acuerdo de paz”.
Al adoctrinador Lizarazo se le olvidó escribir que su admirado Sántriches uno de los más despiadados violadores de niñas que hubo en las Farc, por no ahondar en sus insoslayables vínculos con el tráfico de estupefacientes, delito por el que la justicia estadounidense lo está reclamando.
La universidad de Los Andes, ante el escándalo desatado en las redes sociales, se apresuró a respaldar a su profesor. Pero lo que el claustro académico no puede ni podrá seguir permitiendo es que ese señor Lizarazo, con la libreta de calificaciones en la mano, fuerce a los alumnos a oír charlas en las que los genocidas, justifiquen sus crímenes. Es muy posible que ese profesor, cuya tesis de grado fue intitulada “Una mirada histórica a la influencia del marxismo al trabajo social en Colombia”, considere que los miembros de las Farc son unos angelitos, pero eso no lo habilita para manipular a sus alumnos para que tengan una versiona sesgada de lo que en efecto esa estructura delincuencial le hizo a nuestro país.
Lizarazo, que estudió trabajo social en la universidad Nacional, es elector de las Farc, pero su condición de profesor universitario no lo valida, ni mucho menos, para conseguir nuevos respaldos a esa banda criminal, adoctrinando y constriñendo agresivamente a los estudiantes que, ante la posibilidad de perder la materia, prefieren concurrir a las conversaciones en las que participan terroristas que no han recibido castigo ninguno por sus atrocidades.
Publicado: febrero 18 de 2019