La JEP que se extralimita y la Ministra que no ayuda

La JEP que se extralimita y la Ministra que no ayuda

El día que capturaron a Jesús Santrich los agentes del CTI cuentan que prácticamente tuvieron que sacarlo alzado mientras pegaba alaridos pidiéndole a sus camaradas que no lo dejaran llevar. 

Al parecer sus camaradas lo escucharon porque casi diez meses después de su captura a Santrich aun no se lo han podido llevar.  

Si la extradición de Santrich no hubiese estado sujeta a los enmarañamientos de la JEP, el “tribunal camarada” diseñado por ellos mismos, el narcotraficante reincidente estaría en este momento hablando un inglés fluido desde su celda en los Estados Unidos. Porque la única función que tenía la JEP era determinar si la conducta por la cual lo piden en extradición se cometió antes o después de firmado el acuerdo y esas cuentas se podían hacer en 15 minutos. 

Todos sabemos que el acuerdo estableció que la JEP únicamente podía asumir competencia si la conducta fue cometida antes del firmado el acuerdo. En ese orden de ideas cualquier cosa que sucediese después sería competencia de la justicia ordinaria y se levantaría el blindaje “contraextradición”. Para determinar cuándo se cometió la conducta no es necesario determinar la responsabilidad de Santrich en la comisión del delito porque esta función recae en el Tribunal de los Estados Unidos quien lo solicita. Sin embargo en lo que parecería ser una extralimitación de sus funciones, la JEP le solicita pruebas a los Estados Unidos y este les da el gusto y se las las remite a través de la Fiscalía y del Ministerio de Justicia el 26 de julio de 2018. Después la JEP volvió a solicitar las pruebas y acá viene lo bueno: en un episodio digno de una película de Cantinflas, le correspondía al Ministerio de Justicia enviar la carta al Departamento de Estado solicitando dichas pruebas. El Ministerio de Justicia envió la carta utilizando el servicio de correos del 4-72 e inexplicablemente, el remitente es decir, el Ministerio de Justicia, obvió darle la categoría prioritaria a la carta y esta se quedó en Panamá. Así como leen, la carta solicitando las pruebas para que la JEP decida de una vez por todas si va a permitir la extradición de Santrich está en Panamá desde diciembre de 2018.   

A la Ministra de Justicia, Gloria Borrero, que valga recordar admitió haber votado por el Si en el plebiscito y que además ha declarado en público que “la JEP esta ahí y llegó para quedarse”, le pidieron explicaciones desde los medios de comunicación. Su respuesta fue que el conducto regular para enviar la carta era a través del servicio nacional de correos 4-72, y añadió que a la carta le hicieron la debida trazabilidad durante los primeros 8 días, que después se olvidaron del tema, y que finalmente se dieron cuenta antes de ayer que la carta nunca llegó a su destino. La Ministra añadió que ella tramita aproximadamente 180 solicitudes de extradición al año y que esta era la primera vez que le sucedía esto. Cosa que hace más inexplicable todo este asunto. 

A nadie se le puede olvidar que el caso de Jesús Santrich tiene una trascendencia que no se puede equiparar con ninguna otra solicitud de extradición. La detención de Santrich llevó a que Iván Márquez no se posesionara en el Congreso y que se diera a la fuga con El Paisa porque seguramente están convencidos que sus nombres han salido a relucir en la investigación y temen correr la misma suerte del camarada Santrich. Además este caso de Santrich tiene a la gran parte del país que está convencido de que la JEP es un tribunal de impunidad y al resto que busca justificar su existencia.  

Si esta fuera una extradición cualquiera sería inexcusable pero siendo el caso más insigne de extradición que ha visto el país es absolutamente inexcusable. 

Ahora sucederá que si la JEP resuelve extender los términos para darle tiempo a la carta de irse de nuevo y regresar con pruebas los que exigen la libertad de Santrich alegarán violaciones al debido proceso. Si liberan a Santrich la indignación de todo un país se extenderá hasta los Estados Unidos que reclama al narcotraficante. 

Un trino del Senador José Obdulio Gaviria resume lo que muchos estamos pensando:

“Negligencia de un Ministro conduce a presumir dos posibles variables (¿suspicacia?): o indolencia respecto a la suerte del gobierno al que se pertenece o, (gravísimo), saboteo al gobierno al que se pertenece.”

La gravedad de lo sucedido reclama cabezas, lo único que nos resta esperar es que esas cartas de renuncia no sean enviadas por el 4-72. 

@ANIABELLO_R

Publicado: febrero 1 de 2019