Se equivocan los que identifican la palabra corroncho con ser costeño. La realidad es que para ser un corroncho no se tiene que tener un origen específico ni provenir de un estrato social humilde, basta con que carezca inequívocamente de modales, educación y buenas costumbres para cargar con ese calificativo.
Conozco corronchos de estrato 27 y personas con mucha cultura y elegancia de estrato 1. Los primeros, esos corronchos de altos estratos, que han tenido la oportunidad de educarse y de saber qué comportamientos son aceptables o no, son los que me causan más curiosidad.
La forma como actuaron el ex presidente Juan Manuel Santos y su canciller María Ángela Holguín pocos meses antes de culminar su mandato con respecto a los nombramientos en el exterior son un verdadero acto de corronchería. De manera indelicada y con el propósito de afectar al gobierno de Iván Duque, el par de corronchos atornillaron funcionarios suyos en el exterior – amigos, colaboradores, familiares de sus amigos etc. – llegaron para quedarse un buen tiempo porque los costos de sus traslados son sustanciosos.
Vale la pena aclarar que esos nombramientos no son ilegales. La realidad es que Santos como jefe de Estado tenía la facultad de dirigir las relaciones internacionales y como tal de escoger a las personas, que a su parecer, representasen de mejor manera a su gobierno. Pero sacar nombramientos a diestra y siniestra como el que llega a pelar un buffet fue un acto de indelicadeza que hasta ahora nunca se había presentado en el pasado.
En enero, es decir seis meses antes de que se acabara su gobierno, Santos a través de su Canciller Holguín nombró por lo menos noventa y dos funcionarios en el Ministerio de Relaciones Exteriores. De esos noventa y dos cargos, sesenta y tres fueron en el exterior. La “gracia” de este par de corronchos le costó al país miles de millones de pesos. Santos tuvo el gesto de nombrar a personas como a su exconsejera de comunicaciones y a su jefa de prensa del Proceso de Paz en codiciados consulados en Europa. También se hicieron nombramientos de segunda categoría como Pilar Acosta, la jefe de prensa del vicepresidente el General (r) Naranjo como primera secretaria de relaciones exteriores en el Consulado de Colombia en Nueva York. A Carla Tarditi, ex cuñada de la ex Primera Dama María Clemencia de Santos la nombraron en la consejería de la Embajada en Roma. A Juan Claudio Morales Paredes, hijo del tan mencionado Juan Claudio Morales en las llamadas interceptadas a Roberto Prieto por el caso Odebrecht también fue nombrado en la Embajada de Panamá. Valga aclarar que Morales hijo trabajaba desde el 2011 en la jefatura de protocolo en la Cancillería.
La cascada de nombramientos para agradecerle a sus colaboradores y quien sabe para qué otras razones, maniataron al gobierno del presidente Iván Duque. Teniendo en cuenta que la situación económica en la que Santos dejó el país al presidente Duque le quedaría difícil justificar el costoso traslado de esas personas que, en su gran mayoría, tampoco han tenido la delicadeza de hacer lo que hacen todos los diplomáticos cuando hay un cambio de gobierno – presentar sus renuncias protocolarias –.
Publicado: diciembre 14 de 2018
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