Llevo varias semanas recorriendo las diferentes plazas económicas del mundo hablando con una cacofonía de clientes sobre las perspectivas económicas de Latinoamérica mirando al 2019. Como seguramente entenderán los lectores, hoy en día es imposible hablar de Latinoamérica sin antes haber presentado el escenario base de lo que nos puede traer la economía global el próximo año. Si algo ha quedado muy claro últimamente es que la globalización financiera es irreversible, y al ser este proceso irreversible, pues entonces la globalización de la economía mundial lo es también, aún a pesar de los intereses de Trump y de otros líderes mercantilistas que han llegado al poder.
Mi escenario base para el 2019 se basa en tres convicciones específicas. La primera es que la economía mundial se está desacelerando, la segunda es que la Reserva Federal, el banco central de EE. UU., va a ser muy cauto en el 2019 con el manejo de la política monetaria, y la tercera, la convicción más incierta de todas, es que el 2019 será un año que verá menores decibeles por el lado de la guerra comercial. La razón es sencilla: si el presidente Trump quiere reelegirse en el 2020, pues es mejor para él que la economía de EE. UU. llegue al 2020 con suficiente gasolina. Y una guerra comercial lo único que logra es que la economía gaste demasiada gasolina, porque los vientos en contra bajo ese escenario se tornan muy intensos.
Si el escenario base recién presentado se cumple, Latinoamérica debería evidenciar un buen comportamiento el próximo año. Por el lado del crecimiento, estimo que Colombia, por ejemplo, podría crecer por encima del 3.5% año/año si el petróleo se recupera un poco y si el mundo sigue comerciando en relativa estabilidad. También le he argumentado a mis clientes que Brasil se va a comportar bien, pues la confianza está retornando al gigante regional después de la horrible noche que implicó que semejante economía hubiera sido gobernada durante tanto tiempo por ineptos que comulgaban con los lineamientos del socialismo del siglo 21.
Pronostico que Argentina va a crecer en el 2019 a pesar de la difícil coyuntura actual. La razón es bastante sencilla. Las variables macroeconómicas por fin se están organizando, y la agroindustria va a tener un año maravilloso en el 2019 en términos comparativos, por una simple razón: el 2018 demostró ser uno de los peores años de la historia para la agroindustria en el país austral, entonces la base de comparación va a contribuir mucho en esta ocasión. La otra posible buena noticia es que si la economía se comporta mejor en el 2019 habrá una mayor probabilidad de que el pueblo argentino se decida a votar con madurez y decida reelegir a Macri.
Muy probablemente México será la excepción a la regla el próximo año. Cada día me queda aún más claro que los mexicanos se equivocaron demasiado al elegir a Andrés Manuel López Obrador como su nuevo presidente. AMLO ha demostrado ser lo que muchos temíamos: un típico demagogo latinoamericano. Por ejemplo, su decisión caprichosa de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México escudándose en el resultado de una consulta popular espuria ha destrozado gran parte de la reputación de seriedad que se había ganado Mexico dentro de los mercados internacionales. Triste situación, pero bueno, por algo México sigue siendo un país pobre.
Publicado: diciembre 5 de 2018
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