Churchill, en 1918, definió la política que practicaban los jefes de la revolución comunista rusa, Lenin y Trotski, como «expresiones de una nueva forma de barbarie política, ajena al derecho, a la costumbre, la diplomacia y el honor».
El marxismo regó por el mundo la idea justificadora de la violencia; la definió como la “partera de la historia”.
Hoy, a pesar de la derrota del comunismo en todos los países en donde se había entronizado, miles de desadaptados siguen predicando y ejerciendo la violencia como método para hacerse al poder y conservarlo. Ocurre en todo el mundo. Ningún continente les es ajeno y Colombia no es la excepción.
En el Senado de la República hay una amplia representación de la corriente de la barbarie marxista. Su prédica es la misma de Lenin y Trotski: odio de clases y acción violenta. Siguiendo esa tradición y expresando el mismo carácter descrito por Churchill, senadores como Gustavo Petro y los desmovilizados de las Farc, no se cansan de convocar a sus prosélitos a la acción insurgente, al irrespeto a las leyes, a la protesta violenta, a la destrucción del mobiliario urbano, al ataque a la policía y a los ciudadanos que les resistan, en fin, han desatado la furia contra las instituciones democráticas colombianas. El líder de esa anarquía, el senador Petro, para justificar sus tropelías, ha definido las instituciones nuestras como “no democráticas”.
Desde la misma fecha del triunfo arrasador de Duque sobre Petro en las elecciones presidenciales, Petro viene convocando a sus “ocho millones de seguidores” para que se mantengan en “revolución permanente”. Cualquier pretexto es bueno. Por ejemplo, si las universidades públicas están desfinanciadas, no importa que el presidente haga esfuerzos infinitos para financiarlas. Petro y sus secuaces incitan a las marchas estudiantiles y celebran la violencia que en ellas se ejerce, como “expresiones de combatividad de las masas”.
Aquellas fuerzas de la anarquía cruzaron una línea que parece no tener retorno. Decidieron agredir de la manera más hosca y vulgar al presidente Uribe, senador de la república y fundador, ideólogo y jefe del partido de gobierno, el CD. Los militantes de la extrema izquierda situaron una pequeña cuadrilla de sus seguidores en las barras del recinto del senado. Los truhanes, amparados en pases de acceso libre que les tramitan las oficinas de sus senadores y en la laxitud de las medidas de seguridad del congreso, ingresaron una bolsa de ratas, vivas, que le lanzaron insolentemente al señor expresidente Uribe y a sus compañeros de bancada.
El propio Uribe subió al sitio de las barras a indagar quiénes y por qué habían actuado de tal manera, mientras que la mayoría de los senadores de todas las corrientes expresaban su indignación. Los senadores instigadores, impávidos, se mantuvieron en sus curules y sonreían complacidos, mientras el «galpón» desde donde controlan las redes sociales de la anarquía comenzaban una campaña de celebración del «acto heroico» .
El presidente de la corporación, senador Ernesto Macías, clausuró la sesión, mientras investigadores de la policía nacional comenzaron pesquisas para determinar los nombres de los autores materiales del atentado y de los determinadores o autores intelectuales. Mientras, los trabajadores del congreso, trataban, sin éxito, de capturar a los animalitos que se escurrieron por las rendijas de los separadores de las curules.
Un senador dijo a LOS IRREVERENTES que pocas veces se había sentido un estado de zozobra como el que vivió ayer la cámara alta. La presencia de individuos que sistemáticamente han predicado el ejercicio de la violencia como “método de lucha” y el hecho de que ellos tengan hoy investidura parlamentaria, permite prever que el ataque brutal contra Uribe y su bancada es solo el comienzo de agresiones que irán escalando hasta llegar al uso de algún tipo de armas, arrojadizas o de fuego, que ponen en peligro inminente la integridad física del doctor Uribe y de los demás miembros de su bancada.
Mientras tanto, las autoridades han anunciado el cierre del recinto de las barras hasta nueva orden y varios miembros de la corporación se dirigieron al presidente Duque en demanda de acciones que garanticen el ejercicio de la función legislativa, hoy boicoteada por los actores violentos con credencial de congresistas.
Publicado: diciembre 12 de 2018
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