El deporte colombiano es uno de nuestros mejores embajadores ante el mundo. Sin embargo, es innegable que nuestros deportistas son héroes salidos de la humildad y con trabajos forzados durante muchos años de sus vidas, en medio de una orfandad por parte del Estado.
Es una realidad entre sudor y lágrimas, que muchas veces ha truncado el sueño de grandes talentos de las diferentes disciplinas deportivas, que han tenido que desviar su camino, que pudo ser lleno de triunfos y glorias, y terminan haciendo labores en las que nunca se sentirán plenos.
En estas letras no se trata de hacer un juicio inquisidor ni mucho menos, se trata de desnudar una realidad que ha sido la constante de nuestros deportistas, en la que muchos han escalado en medio de las dificultades y se han bañado de oro gracias a esos sacrificios y la constancia de ellos y sus familias.
Prueba de ello es el más reciente orgullo de los colombianos, Caterine Ibarguen, quien hoy es la mejor atleta del mundo, gracias a sus triunfos en las pruebas de salto largo y triple, logros que fueron reconocidos por la Federación Internacional de Atletismo. También, hay que destacar los triunfos de deportistas como James Rodríguez, Falcao García, Juan Fernando Quintero; el gimnasta Jossimar Calvo; Nairo Quintana y Rigoberto Urán, en ciclismo, entre otros.
No obstante, todo parece tener un nuevo rumbo o, como algunos dirían, hay luz al final del túnel.
La plenaria del Senado ya aprobó, en segundo debate, el proyecto de ley que le da vida al Ministerio del Deporte, el cual entraría a asumir las funciones que hoy ostenta Coldeportes, con una estructura autonomía y recursos de la talla de una cartera de Gobierno.
Esta nueva entidad tendrá que atender las necesidades y la proyección de los miles de niños y jóvenes de todas las disciplinas, así como la organización real de toda la estructura deportiva del país.
Dentro de los retos del Ministerio se encuentran la necesidad de regular los clubes deportivos que hacen partes de las ligas y estas, a su vez, tener estructuras fuertes que den una base sólida a las federaciones y de ahí el impulso al deporte base, de formación y de alto rendimiento.
En nuestro caso particular, tenemos mucha esperanza con este nuevo Ministerio, en la medida en que sabemos que habrá un impulso económico para la formación deportiva, tema del cual ya radiqué un proyecto de ley que propone que el 20 por ciento de los recursos -por concepto del IVA de telefonía- se destine a la formación básica deportiva.
Estos recursos servirán para darle un ´músculo’ financiero a las escuelas de formación deportiva, las cuales fueron creadas en la década del 80, pero hoy se encuentran en una total marginalidad.
Es, precisamente, en estas escuelas donde están los semilleros de los grandes deportistas del futuro, en la medida en que, si bien el fin primordial es la formación deportiva de base que puede ser recreativa, allí se descubrirán esos talentos que –en muchas ocasiones- quedan perdidos por la falta de oportunidades.
Bienvenido el Ministerio del Deporte, ya es hora que haya una entidad de este carácter que asuma todas las disciplinas en los ámbitos deportivos, administrativos y presupuestales.
No puedo terminar estas letras sin reconocer la loable labor que ha adelantado Coldeportes durante décadas, que ha logrado resultados muy positivos que nos han llenado de alegría y orgullo en diferentes disciplinas y ha colocado el nombre de Colombia en lo más alto del podio en las principales citas Sudamericanas, Iberoamericanas, Bolivarianos y Olímpicos, entre otros.
Veo este nacimiento del Ministerio como un paso grande para que Colombia siga siendo protagonista en el ámbito deportivo mundial, incluso, superando esos grandes triunfos que hemos obtenido hasta hoy.
Publicado: diciembre 7 de 2018
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