Desde ya debe empezar a planearse la estrategia de cara a las elecciones locales del año entrante, particularmente la alcaldía de la capital colombiana.
Bogotá estuvo en manos de la extrema izquierda durante 12 años, periodo en el que la corrupción se enquistó en sus más profundos cimientos. Mucho esfuerzo y dinero le costó a los bogotanos sacudirse del régimen socialista que estuvo a punto de hacer colapsar a la ciudad más importante de Colombia.
Es evidente que Enrique Peñaloza, un político arrogante, distante y cuya audacia es perfectamente limitada, carga con una inmensa e irreversible impopularidad. Su periodo como alcalde, que seguramente será rigurosamente castigado por la opinión, debe ser asumido como una administración de transición.
La virulenta exsenadora Claudia Nayibe López, conocida de autos por su incontinencia verbal y por sus desafueros y calumnias, busca la alcaldía de Bogotá. Con ella al frente de la capital, volveremos por el nefando camino de las estigmatizaciones, los señalamientos temerarios, las persecuciones y los insultos a los opositores.
Todo aquel que no comparta íntegramente su agenda, automáticamente se convierte en objeto de los ataques despiadados, mentirosos y ruines de Claudia Nayibe López.
Bogotá no puede volver a ser un campo de batalla ideológico, ni un lugar gobernado por políticos mesiánicos. Entre Petro y Claudia Nayibe López no hay diferencias sustantivas. De hecho, ellos sellaron una estrecha alianza para la segunda vuelta presidencial, en la que López se convirtió en la jefe de debate de facto del candidato chavista.
El Centro Democrático cuenta con una gran bancada de concejales en Bogotá que ha hecho una gran labor por la capital. Ninguno de los actuales cabildantes tiene el peso específico ni la capacidad política para tener un desempeño aceptable en la competencia que el año entrante tendrá lugar para elegir al alcalde de la capital.
De manera inteligente, el presidente Uribe ha sugerido el nombre del representante a la Cámara Samuel Hoyos como candidato del Centro Democrático a la alcaldía de Bogotá. Hoyos es un político joven, de gran proyección y capacidad de trabajo. Su lealtad y apego al programa político del uribismo están confirmados y de ser confirmada su candidatura, será un candidato de primera categoría para enfrentar las amenazas izquierdistas que se ciernen sobre Bogotá.
En política no hay nada escrito ni definido. Claudia Nayibe López da por descontado que ganará las elecciones del año entrante, pero se le olvida que la campaña ni siquiera ha empezado. Los bogotanos, que aún sufren las consecuencias de la demagogia de la izquierda, son conscientes de que su ciudad no puede ser gobernada nuevamente por una demagoga, como es el caso de Nayibe.
Un buen administrador público no es aquel que habla a los alaridos y que señala con su dedo acusador a diestra y siniestra, sin pruebas ni evidencias. Una ciudad con la envergadura de Bogotá bajo circunstancia alguna puede caer en las manos de una persona que se vale de la acción política para tramitar sus frustraciones, resentimientos y odios.
Samuel Hoyos, en cambio, ha demostrado ser un político disciplinado, estudioso, con amplísima capacidad de concertación, sin ceder en sus principios.
Desde ya hay que afinar los detalles, tomar decisiones y comenzar a una campaña que no será fácil, pero el uribismo está enseñado a ganar batallas políticas que parecen imposibles, como se demostró en 2016 con ocasión del plebiscito y más recientemente con las elecciones presidenciales, cuando el doctor Iván Duque se impuso sobradamente sobre rivales difíciles como el chavista, Gustavo Petro.
Publicado: noviembre 8 de 2018
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