Ya se escuchan nombres de precandidatos para las distintas alcaldías en los departamentos y para las gobernaciones; el Cauca por supuesto no es ajeno a esta dinámica política, y en restaurantes y cafeterías se observan reuniones entre diferentes personalidades que buscan lograr apoyos para así hacerse al cargo deseado.
En mi Popayán y mi Cauca han surgido nombres interesantes e incluso hasta nuevos en el escenario político-electoral, hecho que alegra enormemente, ya que ello coadyuva a que se generen los necesarios y urgentes relevos generacionales en esta región. Y con relevo generacional no me refiero estrictamente a la edad del candidato, no, sino que hablo en un sentido mucho más amplio, abarcando especialmente la necesidad de tener nuevos nombres, nuevas caras, nuevas figuras que oxigenen la política local y regional. Hoy la ciudadanía payanesa y caucana está ansiosa y deseosa de poder conocer nuevas propuestas, nuevas ideas que generen desarrollo en la región pero sobre todo que devuelvan la credibilidad a la política.
Hoy los caucanos presentan serios inconformismos respecto al gobernador de turno, el ingeniero Campo, quien se ha encerrado en su despacho a gobernar, escuchando solo a unos pocos asesores quienes influyen sobre sus decisiones, en especial su antecesor y hoy Senador Temistocles Ortega. Esta “forma de gobernar” tan distante del pueblo lo único que genera es desconfianza y desasosiego en el ciudadano, llevándolo a perder la fe en la política y la institucionalidad misma.
Varios de los alcaldes en los distintos municipios del Cauca se han mostrado parcos y alejados de sus paisanos, concentrados más en sí mismos que en las necesidades y prioridades del pueblo; claro, hay que decirlo, existen algunas excepciones, en donde los mandatarios locales se propusieron como meta diaria el poder estar cerca de las comunidades, lo cual se debe resaltar y aplaudir sin mirar el color o ideología política de la administración municipal.
Los Concejos y la Asamblea hoy cuentan con un mínimo respaldo, puesto que la falta de comunicación entre unos y otros -corporados y ciudadanos- lleva a que estas corporaciones pasen de agache a lo largo de los años. Eso por un lado, y por el otro la falta de debates serios, coherentes y oportunos han llevado a que la comunidad poco le interese participar y aportar en estos escenarios.
Pero el próximo año es un año de esperanza, de fe y alegría, creo firmemente en que como ciudadanos debemos quedarnos con lo bueno, pensar y actuar en positivo, y desde la esfera social que nos encontremos debemos trabajar y aportar nuestro granito de arena en pro de la vereda, del barrio, del municipio y del departamento. Es hora de que nuevos liderazgos surjan y se consoliden, para que así demos un paso hacia adelante en favor del bienestar colectivo. Se puede, sumémonos todos a esta causa.
Publicado: noviembre 8 de 2018
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