“Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada.” Ana Rand 1950
Este fue el legado de Juan Manuel Santos que el gobierno trata de corregir sin violar la Constitución adicionada con un sancocho de 312 páginas acordado entre JMS e “Iván Márquez”, y buscando apoyos esquivos de congresistas mal acostumbrados y ahítos de la mermelada santista.
Deben sumarse “todas las formas de lucha”, hecha por mamertos resentidos, soberbios y revanchistas, felices con la caída de Duque en las encuestas que promueven marchas “pacíficas” de estudiantes e indígenas, anuncian paros de transportadores, agricultores y empleados bancarios y judiciales tendientes a desestabilizar el gobierno y el país con el oscuro propósito de implantar regímenes como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Por parte del gobierno hubo errores de presentación, lugar u oportunidad: el IVA; los precios de los combustibles en momentos en que el petróleo tiende a la baja; conservar la cúpula militar; exceso de prudencia para evitar confrontaciones inútiles y el uso del espejo retrovisor; exclusión de participación burocrática de aliados que podría haber sumado a su escasa bancada en el Congreso, en el fondo, medidas necesarias para el manejo del país descuadernado que Duque recibió.
La eliminación de la mermelada, a pesar de los problemas de gobernabilidad que genera, es una decisión firme y digna de aplauso, también lo son el contacto directo con el pueblo que el gobierno anterior abandonó y la firmeza para condicionar las negociaciones con el Eln.
Debemos procurar manejar con prudencia las críticas constructivas que lo ameriten. Las ya difundidas seguro han o están inspirando al presidente ajustes de rumbo para un buen gobierno. Creo también sano conceder al presidente el beneficio de la duda y darle tiempo para implementar los ajustes necesarios para sacar el país adelante. Veo la probidad, inteligencia y capacidad del Dr. Duque para ejercer con éxito su tarea en la crisis que vivimos.
No debemos exagerar y pretender soluciones inmediatas a problemas que requieren tiempo y ser pacientes con aquellos que el Congreso y las Cortes no aceptarán porque les pisan callos, estos requerirán medidas extremas por ahora inoportunas.
No demos pie y argumentos explotables por una izquierda que no persigue un país mejor, solo implantar el dañino socialismo del siglo XXI inspirado en el castrochavismo e instituido con dolor en Venezuela con resultados que, sin querer ver, ahora nos muestran los migrantes del país vecino que inundan las calles de nuestras ciudades.
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Los acuerdos de La Habana se hicieron sobre la base de la desmovilización de siete mil guerrilleros, si solo cumplieron la mitad los gastos y costos de la implementación de estos deberían ajustarse proporcionalmente. Allí habría media reforma tributaria.
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¿Por qué Petro no recomienda a los estudiantes en protesta aprovechar las veinte mil becas que les ofrece Maduro? Estarían en su salsa.
El Rincón de Dios
“No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón». Juan Pablo II
Publicado: noviembre 30 de 2018
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