Ahora que se ha empezado a hablar de la financiación de programas y proyectos para el año entrante y que el gobierno del presidente Iván busca afanosamente los recursos para permitir que el Estado y los programas sociales puedan seguir en marcha, los opositores del uribismo se han dado a la tarea de acusar al presidente de estar atentando contra el proceso con los delincuentes de las Farc, debido a que no hay garantía de que existan los recursos para cumplir con lo que Santos acordó con esa organización delincuencial.
Iván Duque lleva menos de 4 meses en la presidencia de la República. Ha gobernado con el presupuesto heredado por Juan Manuel Santos. Su ley de desarrollo aún no ha sido aprobada por el Congreso de la República. En resumidas cuentas, el presidente Duque, con mucho esfuerzo, ha tenido que administrar la quiebra heredada de su antecesor.
Si lo acordado con las Farc tiene dificultades es, precisamente, por la irresponsabilidad del equipo que negoció y por el presidente que firmó un acuerdo que el pueblo rechazó mayoritariamente en las urnas. En su momento, advertimos que el Estado no tenía los recursos para financiar todo lo que Santos le regaló a la guerrilla. Desde el primer instante denunciamos que la negociación de La Habana comprometía recursos públicos que no había en el tesoro, razón por la que todos los colombianos, en algún momento, tendrían que pagar de su propio bolsillo la feria de promesas que se les hicieron a los hombres de “Timochenko”.
Tenemos claro que el Estado quedó comprometido y que el presidente Duque, a pesar de haber sido uno de los más claros opositores del acuerdo, ha dicho que buscará la manera de cumplirlos, pues él es el presidente de todos los colombianos. Pero su responsabilidad también consiste en ser riguroso y en no seguir comprometiendo los recursos nacionales, como lo hizo el ahora expresidente Santos.
Si el acuerdo con las Farc está en veremos, es por cuenta de la irresponsabilidad de quienes lo suscribieron y por los incumplimientos de los terroristas. No podemos perder la perspectiva: los cabecillas de las Farc, como alias “Jesús Sántrich” siguieron traficando estupefacientes. Los menores reclutados forzosamente no fueron devueltos y terroristas peligrosos como “Iván Márquez” y “El Paisa”, están en condición de fugitivos, seguramente rearmándose y preparando ofensivas violentas contra el pueblo colombiano.
Así que muy equivocados están los opositores de Duque que creen que amedrentarán al gobierno y a la bancada que lo respalda, haciendo acusaciones falaces y señalamientos injustos. A Iván Duque lo elegimos más de 10 millones de colombianos y a todos nos corresponde rodearlo, apoyarlo y respaldarlo. Sabíamos que él no la tenía fácil, por cuenta de la herencia que recibió. Además de recibir las cuentas vacías, la polarización nacional es evidente y aquello juega en contra de las buenas intenciones del nuevo presidente de la República.
Lo que no podemos permitir, bajo ninguna circunstancia, es que se acuse a la nueva administración de las dificultades por las que pasa la implementación del acuerdo con los terroristas de las Farc, acuerdo que hay que decirlo, está enredado desde el mismo instante en que Juan Manuel Santos resolvió desconocer el resultado del plebiscito en el que mayoritariamente el pueblo votó por el NO.
Publicado: noviembre 26 de 2018
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