Senador Petro:
Cordial saludo.
Deje de dividir a Colombia, por amor a sus hijos y a los nuestros. Otra posición, en este punto y hora de nuestra vida republicana, es sencillamente canalla e inhumana.
Usted perdió en las urnas, y de seguir violentando a las masas como lo hace, también perderá en la historia.
Sepa que, aunque nos tiene acostumbrados a los lujos y, cómo negárselo, a los abusos también, ese cuentico falaz de su mentado socialismo terminará pronto.
Llegó el tiempo de la coherencia, senador…
No siga hablando de paz cuando lo que impulsa es la guerra. No siga hablando de los pobres cuando usted vive, se viste, come y viaja como millonario. No hable de corrupción cuando todavía no ha pagado sus deudas.
Por favor, no siga arengando derechos que sus descendientes jamás podrán disfrutar, porque mientras con el verbo incendiario que lo caracteriza, clama por una educación universal, pública y gratuita para los jóvenes, sus hijos estudiaron (y las más pequeñas estudian) en uno de los colegios privados más tradicionales de Bogotá; de hecho, su prole, además de presentar el examen Saber 11, tuvo y tendrá que contestar las pruebas del llamado bachillerato internacional, bastante exigente por cierto.
Entendemos, al constatar su comportamiento político, que su “arte” es el de incitar a la violencia, azuzar a las masas y quedarse mudo ante el salvajismo de algunos “estudiantes”, protagonistas de desmanes que afectan la convivencia ciudadana, rompiendo en mil pedazos la armonía social.
Sin querer queriendo, usted se parece cada vez más a Hugo Chávez: “¡Patria, socialismo o muerte!”
Al parecer, es imposible llegar a un acuerdo con usted. ¿Por qué se empecina en crear desorden y desconfianza cuando, a pesar de los 41 billones de pesos dispuestos en el presupuesto para el sector educación, por parte del Gobierno Duque, y la partida de recursos adicionales, creada para garantizar el mantenimiento de la nómina y realizar mejoras en la infraestructura de las universidades públicas, sigue impulsando protestas que van en detrimento de la economía de millones de compatriotas?
¿Para usted es normal continuar con la orden de avanzar en las “movilizaciones”, al precio que sea? Eso es terrorismo, señor.
Créanos que nos parece increíble que haya detalles que usted pasa por alto; por ejemplo, los daños que deben padecer y pagar comerciantes, medios de comunicación y habitantes de zonas residenciales, que nunca antes habían sido invadidas por las protestas vandálicas que se derivan de las recientes marchas, impulsadas por sus aliados políticos.
Para su información, en los “barrios de los ricos” se están lanzando papa-bombas y se han dado enfrentamientos entre sus “muchachos” y agentes del Esmad, en medio de gases lacrimógenos que afectan a personas de todas las edades, incluyendo ancianos, niños y bebés.
Ahora, llegar a casa se ha convertido en una pesadilla para ciudadanos del común, pues no saben si tendrán que verse la cara con hordas formadas por sujetos llenos de resentimiento y odio, quienes a pesar de contar con argumentos válidos, han preferido pasar por encima de las autoridades, pegándoles o prendiéndoles fuego, tal como sucedió hace casi tres semanas en inmediaciones de la sede de RCN Radio en Bogotá.
Senador Petro: deje de incitar a la lucha de clases. Comprenda de una buena vez que usted y sus seguidores no viven solos en Colombia.
No olvide que existen miles de comerciantes y empresarios que deben cerrar sus locales y oficinas, mientras las “Petro-marchas”, tan violentas y malintencionadas como sus gestores, se llevan por delante lo que se les atraviesa.
Con todo respeto: Quienes no marchamos, a pesar de tener “el agua al cuello”, estar acribillados por impuestos confiscatorios y tener que soportar la poca objetividad de muchos medios de comunicación, queremos darle vida a una Nueva Colombia, un país que tiene sus valores en el ventrículo derecho del corazón.
¡No dejaremos llegar el Socialismo al poder en Colombia! Hay muchas voces que se unen a este grito.
#ColombiaEsDerecha
Publicado: noviembre 28 de 2018
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