Cada vez se hace más evidente el nuevo estilo de gobierno en Colombia. Pasamos de un presidente distante, encerrado, impopular, profundamente corrupto, a un mandatario que desde el primer momento ha estado en contacto permanente con la comunidad.
Santos gobernó desde Bogotá, sin salir de la Casa de Nariño, mientras que Duque ha estado más tiempo recorriendo el país que la capital.
Han pasado dos meses desde la asunción del nuevo gobierno y el cambio es impresionante. La ciudadanía volvió a sentir que el país tiene un presidente conectado con la gente, visitando a las regiones, oyendo los problemas de las comunidades y buscando soluciones para los mismos. Los talleres Construyendo País, impecablemente organizados por la consejera Karen Abudinen, han sido más exitosos de lo que en principio se pensó. Hacía falta que el gobierno fuera cercano y esa necesidad ha empezado a satisfacerse.
El presidente Duque, además de ser un gobernante audaz y bien preparado, es un buen ser humano. Una persona sensible a los problemas de las personas, que entiende las necesidades y busca, apoyado por un equipo de gobierno de primer nivel, las soluciones realistas, responsables y sostenibles.
Como comandante supremo de la Fuerza Pública, Duque ha dicho que Colombia debe recuperar la tranquilidad perdida durante los 8 años de la administración Santos, cuando el crimen organizado reverdeció por cuenta de la obsesión del exmandatario de agradar a los delincuentes con los que buscó fallidamente hacer la paz.
El secuestro del niño Cristo José Contreras enluta a toda Colombia. Es inadmisible que existan antisociales capaces de llevarse a un niño de tan solo 5 años. Los responsables de ese crimen, sean quienes sean, deberán ser perseguidos y neutralizados por la Fuerza Pública. El mensaje de que los delincuentes pueden hacer lo que les venga en gana era generalizado y cotidiano durante el gobierno de Santos, pero no en el de Duque. Acá volvió la seguridad de la mano de un presidente comprometido con proteger a todos los ciudadanos.
Hizo bien el presidente al haber decidido ir al municipio de El Carmen –Norte de Santander- a visitar a los padres del pequeño secuestrado. Aquel gesto de compasión y humanidad es un retrato del talante del presidente de la República y un mensaje muy claro de que su compromiso es con los colombianos de bien que sufren día a día los embates del terrorismo y del crimen organizado.
Uno de los pilares sobre los que se erigió el programa de gobierno del Centro Democrático es, precisamente, el del diálogo ciudadano. Duque, desde que comenzó su precandidatura presidencial se dio a la tarea de recorres los municipios de nuestro país para oír a la comunidad y con base en esa experiencia enriquecedora elaborar la propuesta programática por la que al final del día votaron más de 10.5 millones de personas, la votación más alta de toda nuestra historia.
Además de estar comprometido con la reconstrucción nacional, Iván Duque es un presidente cercano a la comunidad, algo que definitivamente estaba haciendo mucha falta.
Publicado: 9 de octubre de 2018
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