Durante su alocución al Senado el 5 de enero de 1951, el senador Taft, republicano, dio a entender cuál debería ser la base de la política exterior de los EE.UU. teniendo en cuenta la amenaza de la expansión del comunismo soviético post segunda guerra mundial.
El propósito de la política exterior de los Estados Unidos es mantener la libertad de nuestro pueblo. Su intención no es reformar al mundo entero o difundir con amabilidad, luz y prosperidad económica en países que han vivido y que han luchado por su salvación, según sus costumbres y en plena medida de su capacidad. Todos los esfuerzos de nuestra política exterior deben ser conducidos hacia la reducción de todas las amenazas que atenten contra la libertad de nuestro pueblo.
La amenaza del comunismo es real. Quienes dirigen su marcha son hombres de mucho talento, pero sin principio alguno por el respeto individual. Estados Unidos debería ser el adalid en la batalla para evitar que el comunismo se difunda con el fin de conservar al mundo seguro y libre. (Traft, 1951, alocución Senado).
Sin embargo, con el avance de lo que se conoce como la guerra fría, el comunismo impulsado por la antigua Unión Soviética alcanzó su objetivo al consolidar su poder hegemónico no solo en Europa oriental, sino en la isla de Cuba utilizando a su antojo a un títere de Moscú como lo fue Fidel Castro.
Por cuenta de la expansión del comunismo soviético en la región gracias a la intervención directa de Castro, se pusieron en marcha severos planes de conquista territorial y de poder como lo fue la elección de Allende en Chile o el laboratorio de ensayo con la presencia del Che Guevara en Bolivia o el caso de Jacobo Barnes en Guatemala.
La amenaza del comunismo soviético se hizo latente cuando durante la administración Kennedy se detectaron desplazamientos de misiles de largo alcance hacia la isla de Cuba con el apoyo del entonces presidente Nikita Kruchev.
Con la llegada de Hugo Chávez al firmamento venezolano, con el apoyo directo de lo se conoce como el Foro de Sao Pablo, la expansión soviética, rusa, en la región se hizo más que evidente. Chávez y Putin se convirtieron en los nuevos mejores amigos para consolidar su poder en la región.
Posteriormente, vino la alianza con el régimen iraní permitiendo vuelos directos semanales entre Teherán y Caracas con el fin de propiciar el ingreso de las células de la guardia revolucionaria de tal manera que uno de sus primeros logros fue el atentado de la AMNIA en la ciudad de Buenos Aires, caso que era investigado por el fiscal Nisman, posteriormente asesinado cuando comenzó a descubrir el encubrimiento del gobierno de Cristina K y su complicidad con el régimen iraní.
La anterior introducción para comentar lo acontecido durante la última asamblea de las Naciones Unidas donde se expuso el caso de Venezuela no solo por el presidente Trump, sino por nuestro presidente Duque y demás países quienes pareciera que se despertaran después de un letargo para proceder con una serie de acciones concretas frente al régimen opresor de Maduro, quien cada vez se parece más en a Stalin en su físico, aquel dictador ruso; pero que, a mi modo de ver, Maduro cada vez se parece más al gran Duce Mussolini, no solo en su accionar, sino en su deplorable final que tendrá.
Me pregunto, cuántos prisioneros, ahí quedo para la triste historia el caso del joven Laurent Salleh con la complicidad de la canciller salomónica Holguín y el gobierno de JMS, cuántos venezolanos migrando de su país.
El presidente Lenin comentó que su país está recibiendo entre 5.000 y 10.000 venezolanos, día. Según cifras de migración Colombia, cerca de 1.500.000 venezolanos han cruzado las diferentes fronteras comenzando a generar una serie de problemáticas sociales, de orden público y económicas a las ciudades donde llegan. Ni hablar de lo que sucede a diario en Transmilenio.
Me pregunto, después de escuchar con atención las alocuciones tanto de Trump, quien va ganando la partida, como de Duque, si estamos ante el nacimiento de los nuevos mejores amigos o si por el contrario las palabras para los venezolanos sobran.
Así como la amenaza del comunismo fue real, la amenaza de Maduro también lo es. ¿No será que llegó el momento de una intervención militar directa en legítima defensa de la libertad del pueblo venezolano?
Puntilla: Así, como cuando se toma un curso rápido sobre cómo ganarse enemigos gratis para dumies, por el ministro Carrasquilla.
Publicado: octubre 2 de 2018
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