Lorent Enrique Gómez Saleh es un joven venezolano que abrumado por la grave crisis de su país resolvió ejercer el activismo político en procura de la libertad y el respeto por los Derechos Humanos, movido por esta causa fundó la ONG Operación Libertad y decidió ir por el continente denunciando la dictadura chavista, al tiempo que solicitaba ayuda para el pueblo venezolano.
En 2014 Lorent se encontraba en Colombia de manera legal y sin ninguna orden de captura o pedido de extradición que pusiera en riesgo su estadía en nuestro país, pero el 4 de septiembre del mencionado año, el joven activista fue capturado de forma súbita por orden de Juan Manuel Santos y su Canciller María Ángela Holguín.
El mismo día de su arbitraria detención Lorent fue entregado al Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, SEBIN, el cual en actos de barbarie y crueldad no dista mucho de la GESTAPO Nazi o la KGB soviética. Durante dos años permaneció recluido en La Tumba, una cárcel en Caracas ubicada cinco pisos bajo tierra, en una celda de 2×3 metros, aislado y sometido a tratos despiadados y degradantes.
De esta forma Santos pagó al heredero del que bautizó su nuevo mejor amigo, el favor que éste le brindaba, al actuar como el mayor alcahuete de la pantomima que el presidente colombiano realizaba con el grupo narco-terrorista de las Farc en Cuba. No le importó al Nobel de Paz violar toda la normatividad que le impedía lanzar al joven venezolano a las garras de la dictadura chavista de Maduro con tal de congraciarse con el tirano.
El artículo 22, numeral 28 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, prohíbe que en cualquier caso un extranjero sea expulsado o devuelto a su país, si en dicho país su vida o libertad corren riesgo como consecuencia de sus opiniones políticas. Es decir, en el caso en cuestión Santos y su canciller no solo sabían que cometían un acto inhumano, sino que eran conscientes que estaban violando flagrantemente la ley.
La tortura a la que por largos cuatro años fue sometido el joven venezolano cesó el pasado viernes 12 de octubre, cuando de manera insospechada el régimen ordenó su liberación e inmediata expatriación, también violando de esta manera la Constitución venezolana, que en su artículo 50, inciso segundo, prohíbe el extrañamiento de venezolanos.
La excarcelación de Lorent según sus captores obedeció a evitar un eventual suicidio, pero está claro que el tema va más allá, ante la barahúnda desatada por el asesinato del concejal Fernando Albán, sumado al propósito del régimen de legitimar al gobierno español para que se inicie un nuevo ciclo de conversaciones, la dictadura decidió dejar en libertad al joven dirigente y de esta forma matar dos pájaros de un solo tiro.
Lo cierto es que hoy Lorent regresó a la libertad y conociéndolo como lo conocemos, no tardara mucho en volver a la arena política, para desde allí continuar su lucha porque vuelva el orden y la democracia a la hermana República de Venezuela.
Publicado: octubre 19 de 2018
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