No son pocos los problemas a los que tendrá que hacerle frente el cuestionado exdirector del CTI, Danny Julián Quintana, quien en pocos meses pasó de ser conductor de la fiscalía a director del cuerpo de investigaciones, en buena medida por su cercanía íntima con quien fuera vicefiscal general de la nación, Jorge Fernando Perdomo Torres, conocido por llenar de contratos y prebendas a sus “favoritos”.
Quintana, un sujeto gris, sin mayor trayectoria y con experiencia probada como modelo de los videos de música popular interpretada por su padre, Elcías Quintana, se convirtió, de la noche a la mañana en el “niño de los mandados” de Montealegre y Perdomo, durante la corrupta y siniestra fiscalía anterior.
De acuerdo con una fuente de la fiscalía, fue Quintana quien ordenó un seguimiento ilegal contra el expresidente Uribe en la ciudad de Medellín.
El presidente Uribe, cuando estaba averiguando detalles sobre el montaje que estaban haciendo en su contra utilizando testigos falsos, sostuvo una reunión en una tradicional frutería en la ciudad de Medellín, ubicada en la legendaria calle 70 de la capital antioqueña.
Ese encuentro fue seguido y monitoreado por un grupo de 5 personas adscritas al CTI de la fiscalía, liderado por un funcionario llamado John Freddy Arenas Torres.
De acuerdo con información de la inteligencia, Arenas Torres fue designado por quien fuera el director del CTI, Danny Julián Quintana, para que se desplazara a Medellín con 4 funcionarios más para seguir los movimientos y reuniones del presidente Uribe. Como es natural, dichos seguimientos no tenían orden judicial ni fueron autorizados por un juez de garantías.
Arenas Torres es, además, primo hermano de Quintana, cuyo segundo apellido es Torres.
De acuerdo con una fuente de alto nivel en la Corte Suprema de Justicia, Quintana –que durante mucho tiempo sostuvo una estrecha amistad con el muy cuestionado exdirector de la dirección nacional de inteligencia, el almirante Echandía- se encargaba de hacerle llegar a una magistrada del alto tribunal la información ilegal que recababa sobre el expresidente Uribe.
Urge que las autoridades y, sobre todo las agencias de inteligencia estadounidenses que conocen los pormenores de estas actividades ilegales, entreguen detalles y las pruebas que tienen sobre las mismas.
Hace pocos días, el condenado Andrés Sepúlveda, conocido comúnmente como el hacker que trabajó para la campaña de Óscar Iván Zuluaga, confesó que mientras estaba privado de la libertad, Quintana le solicitó interceptar las comunicaciones del director de LOS IRREVERENTES.
A través de un comunicado del pasado 19 de octubre, la Fundación para la Libertad de Prensa –FLIP- expresó su rechazo a esa denuncia, a la vez que exigió por parte de las autoridades judiciales frente a las mismas. “La FLIP manifiesta su preocupación por la denuncia conocida en los últimos días sobre presuntas órdenes de vigilancia del CTI a las comunicaciones del periodista Ernesto Yamhure. De acuerdo con la denuncia hecha por Andrés Sepúlveda, el llamado ‘hacker’ que trabajó como asesor para la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga, durante su reclusión recibió órdenes de Danny Julián Quintana, exdirector del CTI de la Fiscalía, de atacar e intervenir las comunicaciones del periodista”. Más adelante, la FLIP conceptuó que “la vigilancia ilegal trae graves consecuencias para la libertad de expresión al afectar la intimidad y el trabajo de los periodistas y de sus fuentes”.
Quintana, ese mismo que ordenó seguir al expresidente Uribe en la ciudad de Medellín y que le encareció a un criminal condenado para que chuzara las comunicaciones del director de este portal está en mora de confesar la verdad y contarle al país quién o quiénes le ordenaron cometer esos delitos y en dónde se encuentra la información ilegalmente obtenida por él.
Publicado: octubre 23 de 2018
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