La alcahuetería de Cuba con el terrorismo internacional es francamente inadmisible. Ese país, que hace unos años era el promotor y patrocinador de las guerrillas en América, hoy por hoy se ha convertido en un refugio de los peores terroristas.
Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino, quien funge como líder de la banda delincuencial denominada ELN y sobre quien pesan más de 40 órdenes de captura, muchas de ellas por reclutamiento forzado de menores y otros crímenes atroces, está en La Habana atendiendo asuntos médicos.
El gobierno colombiano no autorizó el desplazamiento de Gabino, quien seguramente viajó desde Venezuela a la isla dominada por la satrapía castrista con documentos expedidos por el gobierno de Maduro.
Hace algunos días, Interpol emitió una Circular Roja en contra de Gabino, con lo que cualquiera de los países que hacen parte del tratado que le da vida a ese organismo de policía internacional está obligado a capturarlo y enviarlo ante las autoridades colombianas para que responda en los múltiples procesos que hay en su contra por los delitos de terrorismo, homicidio, lesiones personales, reclutamiento ilícito y homicidio agravado, entre otros.
Interpol-Cuba está manejada por el ministerio del Interior, concretamente por la denominada unidad central de inteligencia criminal.
Así las cosas, procede que Colombia le solicite a Cuba la captura y posterior deportación a nuestro país de alias Gabino, aunque es muy probable que el gobierno Cubano, tan amigo de los terroristas y narcotraficantes, no proceda en consecuencia.
Lo cierto es que Cuba es un vulgar escondite de peligrosos criminales internacionales. Durante décadas enteras ha protegido al fundador del ELN, Fabio Vásquez Castaño, un peligroso secuestrador y asesino que huyó de Colombia en 1973, cuando recibió cobijo de Fidel Castro quien lo insertó en la sociedad cubana, volviéndolo profesor. Grave que un secuestrador, violador de menores y masacrador de campesinos sea convertido por arte de birlibirloque en maestro de escuela.
Colombia ha sufrido mucho por cuenta del ELN, banda que ha secuestrado a miles de civiles inocentes, que ha volado sistemáticamente los oleoductos, causando daños irreparables en nuestro medio ambiente, entre muchas otras acciones demenciales, como secuestros masivos –la iglesia La María en Cali o el avión de Avianca que cubría la ruta Bucaramanga/Bogotá- y el asesinato de niños de brazos.
Algo habrá que hacer para evitar entonces que Cuba siga siendo un refugio para los criminales que tanto daño le han hecho a nuestra sociedad. Santos, desvergonzadamente, se valió del castrismo para firmar su acuerdo de complicidades con las Farc. Pero eso no significa que Colombia haya quedado empeñada ante esa isla gobernada por unos bandidos igual o más peligrosos que los terroristas colombianos que ellos encubren.
Publicado: noviembre 1 de 2018
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