A través del decreto 4083, en diciembre de 2011 el gobierno de Santos creó el Centro de Memoria Histórica, como una entidad adscrita al Departamento Administrativo de la Presidencia de la República con el objetivo de hacer la “recepción, recuperación, conservación, compilación y análisis de todo el material documental, testimonios orales y por cualquier otro medio, relativo a las violaciones ocurridas con ocasión del conflicto armado interno colombiano, a través de la realización de las investigaciones, actividades museísticas, pedagógicas y otras relacionadas que contribuyan a establecer y esclarecer las causas de tales fenómenos, conocer la verdad y contribuir a evitar en el futuro la repetición de los hechos”.
Es totalmente cierto que aquellas sociedades que no conocen la historia, tal y como realmente sucedió, estará condenada a repetirla.
Una de las grandes deformaciones del acuerdo suscrito entre Santos y la banda terrorista de las Farc es el haber limpiado de manera arbitraria buena parte de las atrocidades cometidas por los facinerosos que integraban esa estructura delincuencial.
La impunidad es la cuota inicial para la generación de nuevas manifestaciones de violencia. Y la manipulación de la historia es, sin duda ninguna, una de las formas más abyectas de humillar y pisotear a las víctimas.
Santos puso al frente del Centro de Memoria Histórica al sociólogo tolimense Gonzalo Sánchez, persona que tiene una visión totalmente sesgada de los hechos de violencia de nuestro país. Sin ser un legitimador de la guerrilla, en sus escritos y análisis sí ha defendido tesis que de alguna manera justifican la existencia de la guerrilla y aquello, de entrada hace que los análisis y documentos que salgan del Centro de Memoria tengan la intención de absolver parte de los crímenes de la guerrilla.
Las Farc aplican la máxima de que quien gana la guerra, escribe la historia y aquello ha venido sucediendo. A pesar de que el pueblo mayoritariamente votó en contra del acuerdo de La Habana, Santos se encargó de robarse el plebiscito y de amnistiar de facto a los miembros de esa organización. Han pasado dos años desde que el acuerdo fue aprobado arbitrariamente y no hay un solo miembro de las Farc condenado por la ilegítima jurisdicción especial de paz, JEP.
La sociedad colombiana en pleno es víctima de las Farc y corresponde que la historia se encargue de recordar todos y cada uno de los crímenes cometidos por esa banda delincuencial. Los secuestros, las extorsiones, masacres, desplazamientos forzados, el reclutamiento sistemático de menores de edad y, por supuesto, el tráfico de estupefacientes, son algunos de los delitos más graves cometidos por esa banda calificada como organización terrorista por los Estados Unidos y la Unión Europea.
En aras de hacerle un homenaje a las víctimas de la guerrilla, pero sobre todo a la verdad, el Centro de Memoria Histórica debe estar en manos de un equipo de personas idóneas, rigurosas y profundamente conocedoras de los hechos de violencia que han martirizado a nuestro país.
Ha trascendido que el historiador nortesantandereano, Mario Javier Pacheco será designado como nuevo director de esa entidad. Pacheco es un hombre comprometido con la historia, las letras y la cultura.
Muy importante que al equipo de trabajo que se integre en el Centro de Memoria Histórica, se le incluyan perfiles de analistas que conocen como pocos los hechos de violencia generados por las guerrillas en Colombia. El abogado y defensor de las víctimas de la guerrilla, Fernando Vargas, autor de múltiples obras como Memoria histórica de las Farc: su verdadero origen y Un país sin derechos, es una persona que debe ser incluida en el nuevo grupo de investigadores del Centro de Memoria Histórica.
Es muy importante que la construcción de nuestra historia sea objetiva e incluya todas las visiones, pero sobre todo tenga como único horizonte el de contar lo que realmente sucedió sin la ambición de exonerar a los responsables de la violencia.
Publicado: octubre 17 de 2018
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