El cruel asesinato de la niña Génesis Rúa, cometido en Fundación (Magdalena), muestra el nivel de degradación al que ha llegado nuestra sociedad. El homicida, Adolfo Enrique Arrieta, un verdadero antisocial, ha tratado de salvarse de la larga condena que le espera, alegando demencia para efectos de ser declarado inimputable.
La víctima, que apenas contaba 9 años de edad, fue salvajemente asesinada y luego incinerada por Arrieta quien se encuentra privado de la libertad y se expone, tal y como se lo confirmó a este portal el abogado Abelardo De La Espriella –representante de la familia de la niña Génesis- a una condena de 60 años de cárcel.
La ONU ha declarado en distintas oportunidades que aquellos Estados que no protegen a sus niños, deben ser declarados como “Estados fallidos”. Este caso se convierte en un gran desafío para la administración de justicia que no puede enviar un mensaje equivocado.
El asesino Adolfo Enrique Arrieta debe ser condenado a la pena más alta prevista en el código penal y no recibir ningún tipo de beneficio. Para el bien de nuestra sociedad, ese sujeto debe estar por el resto de su miserable existencia confinado en una cárcel, aislado del resto de la comunidad.
La explicación dada por el criminal es una afrenta a la familia. Ha dicho que estaba durmiendo y que sin darse cuenta asesinó a la niña y luego procedió a incinerar su cuerpo. Cuando la policía de Fundación se hizo presente en el lugar de los hechos, el villano le aseguró a las autoridades que estaba quemando a un perro que estaba muerto. Afortunadamente, los miembros de la fuerza pública no creyeron su versión e inspeccionaron el lugar, donde se encontraron con la escena degradante del cuerpo inerte, consumiéndose por las llamas.
El deber de todos los colombianos es el de rodear a la familia de la víctima y reclamar castigo ejemplarizante contra ese sádico. Ninguna consideración debe observarse hacia el asesino que debe ser receptor del repudio general.
De nada sirven sus excusas y sus explicaciones. A través de un video, Arrieta, en medio de fingidos sollozos, pidió “perdón a la mamá y al papá de esa niña. En todo caso discúlpenme y a todo el mundo entero que realmente yo no sé ni lo que hice. Yo también tengo un hijo y una hija… así que estoy pidiendo perdón, yo no soy mala gente (sic)”.
Claro que es “mala gente”. Es un asesino despiadado, un monstruo cuyo comportamiento debe ser investigado para efectos de determinar si Génesis ha sido su única víctima o si, por el contrario, hay otros casos no resueltos en los que él hubiera podido participar.
Hace cerca de dos años el país entero se unió para manifestar su dolor e indignación por la violación y posterior asesinato de la niña Yuliana Samboní. En esta oportunidad Colombia entera debe solidarizarse con el dolor de la familia de Génesis Rúa y unir su voz para que en el término de la distancia el juez que llevará ese caso, imponga una sentencia condenatoria que no permita cuestionamiento alguno.
El presidente Duque, sintonizado con el dolor que produjo ese execrable crimen, ha dicho que se declara partidario de imponer la cadena perpetua a personas que sean halladas culpables del asesinato de menores de edad, una alternativa que Colombia no debe descartar.
Publicado: octubre 3 de 2018
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