A partir de 2013, el sacrificio de ganado presenta una disminución sostenida que, para 2017, con 3,4 millones de animales, arroja una diferencia de 727 mil menos frente a 2013. No obstante, el consumo aparente se ha mantenido sobre 20 kilos/hab./año durante el periodo.
¿De dónde salieron entonces 727 mil animales no sacrificados, pero cuya carne sí se comieron los colombianos? La respuesta es conocida: son los vehículos llenos de carne encaletada que atraviesan a diario la frontera con Venezuela; son los camiones de ganado que recorren las trochas para venderlo a menosprecio en Colombia para sacrificio clandestino.
Cúcuta es la evidencia de este delito. Su consumo diario es de 450 animales, pero el sacrificio formal es de solo 50. ¿De dónde salen los otros 400? Pues de los 727 mil animales “fantasmas”, que no se sacrifican pero su carne sí se consume. Al año son 146.000 animales sacrificados clandestinamente para Cúcuta; más de 24.000 toneladas de carne y un negocio de cerca de ¡300 mil millones de pesos! El resto de animales fantasmas se irriga por todo el país, al abrigo del inoperante Sistema de Inspección, Vigilancia y Control del Invima.
Pero la realidad del contrabando es aún más compleja. En días pasados, una autoridad en la región me compartió el hallazgo de dos tractomulas con ganado de contrabando y Licencias Sanitarias de Movilización expedidas por el ICA. Es decir, su destino era la red formal de sacrificio y distribución de carne de la Costa Caribe.
Para ilustrar el tamaño del negocio, solo los 727 mil fantasmas tienen un valor de más de 1,2 billones de pesos, y la utilidad del contrabandista que los vende en Colombia es hoy del 178%, pero crece todos los días al ritmo del descalabro monetario del vecino país.
¿Quiénes están detrás del negocio? En 2.219 km de frontera hay 248 trochas, en una región con fuerte presencia del ELN, además de Pelusos, Rastrojos, Clan del Golfo y disidencias de las Farc; con la complicidad de integrantes de las fuerzas armadas venezolanas.
Es grave la afectación. El contrabando y el sacrificio clandestino impulsan a la baja el precio del ganado. Por cada 100 pesos de reducción, la ganadería deja de recibir ¡180 mil millones! al año, y en algunas regiones la caída supera los 500 pesos. Así las cosas, de no encontrarse una salida, a la estructural crisis lechera se le sumará la quiebra de los productores de carne.
No obstante, la mayor amenaza del contrabando es la pérdida del estatus de país libre de aftosa, en complicidad con la relajación en la vacunación y la corrupción del ICA con las Licencias de Movilización. Hablamos de un costo histórico de un billón de pesos en vacunación, que hemos puesto los ganaderos, del cierre de exportaciones y del futuro de la ganadería.
Hacia delante, la alternativa es vacunar, vacunar y vacunar.
Publicado: Octubre 24 de 2018