“No se sabe la profundidad de un charco hasta que se mete el pie en el”.
Eso es lo que el presidente Duque tiene entre manos: un país desmoralizado, atribulado de compromisos adquiridos sin medir costos y consecuencias; la economía descuadernada; muchos medios, congresistas y magistrados esquivos a respaldar el gobierno que pretende desaparecer la mermelada. No podemos aspirar a que en unas semanas solucione todos los problemas. Démosle, aunque sea, el beneficio de la duda.
Para muchos hay incógnitas y sorpresas: Que en la reunión anticorrupción de palacio hayan estado ‘Timochenko’, Petro y Claudia López no les cuadra, opino diferente: fue una jugada de ajedrez, los bajó del bus y la prepotencia; les quedará cuesta arriba no respaldar los proyectos anticorrupción presentados por el ejecutivo que de otra manera podrían torpedear. Demostró que no es su intención gobernar con espejo retrovisor, que respeta a quienes piensan diferente y que su proyecto es gobernar con todos y para todos.
Duque está casi maniatado, no es fácil romper esas ataduras: el partido de la U y el liberal no están muy dispuestos a colaborar sin mermelada, contratos o burocracia; parte del partido conservador pide lo mismo, y, Cambio Radical cuyo jefe Germán Vargas Lleras aspira a la presidencia futura, quiere presentar separadamente sus proyectos estructurados desde la campaña para crear expectativas que le den rédito electoral.
El acuerdo final incorporado a la Constitución crea obligaciones que deben cumplirse y la mayoría de las modificaciones solo pueden regir hacia el futuro. Por ejemplo: la erradicación de cultivos ilícitos debe ser acordada con las comunidades y, solo en caso de que no cumplan, puede acometerse la erradicación forzada; pero ¿puede cambiarse la manual por fumigación aérea antes de modificar la Constitución? Parecida será la suerte que corran los ajustes que la Reforma Agraria Integral requiere, si el Congreso aprueba cambios a lo pactado la Corte Constitucional podría declararlos inexequibles como ocurrió con el caso de los abusos sexuales a los menores en manos de las Farc.
Las reformas a la Constitución no se hacen de la noche a la mañana y varios temas la requieren. Otros, como la aceptación de Palestina como Estado Independiente firmada la víspera de la terminación del mandato de Santos son irreversibles. La hipoteca de vigencias futuras y otra serie de asuntos son difícilmente corregibles.
Hay que tener en cuenta que la vigencia de la Corte Constitucional que dejó montada Santos, donde hay magistrados que estuvieron en La Habana, excede el período presidencial de Duque. Si se habla de una reforma a la justicia, obviamente tendrá que ser consensuada para que la corte de marras no la tumbe. No se ve mucha luz al otro lado del túnel para introducir reformas radicales a la justicia a no ser que se convoque una Asamblea Constituyente, otro galimatías incierto.
Se hace necesaria una fuerte dosis de paciencia con el presidente Duque, estamos seguros que tiene toda la intención de hacer un buen gobierno y acelerar las medidas necesarias para encarrilar el país; pero como dice el bolero “Si nos dejan…”
Entre tanto las críticas son válidas, pero hagámonos pasito…
El rincón de Dios
Dice Jesús: “…lo que hace impuro al hombre son las malas intenciones, los odios y los rencores que destruyen…”
“A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan. Tu cerebro funcione y tus manos trabajen. Tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta. Tu corazón ame. A eso no le llames poder humano, llámale milagro divino.”
Publicado: septiembre 7 de 2018
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