¡Inaudito! Solo en Colombia -donde lamentablemente los ciudadanos no confían en la administración de justicia- ocurren hechos vergonzosos por parte de operadores de justicia como el de interceptar el teléfono móvil del Senador y expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien también ejercía como el jefe de la oposición del anterior gobierno.
Nada menos ni nada más que la misma Corte Suprema de Justicia (CSJ) reconoce haber cometido acto ilícito contra uno de sus investigados. Pero más insólito es ver como la misma CSJ utiliza doctrinas y jurisprudencias para avalar pruebas obtenidas irregularmente para incriminar y llamar a indagatoria al expresidente Uribe. El error cometido por el funcionario de policía judicial fuera de ser aberrante, por no tener explicación, agudiza la desconfianza que tenemos sobre la forma como la CSJ administra los procesos contra Álvaro Uribe.
El abogado y columnista de este portal, Iván Cansino, explica perfectamente en su cuenta de Twitter @CancinoAbog que no existe explicación para convalidar esta irregularidad, que hoy es contra la persona de Álvaro Uribe, pero que mañana puede ser contra la humanidad de cualquier ciudadano. Es un deber de los operadores de justicia, desde un juez municipal hasta un magistrado de la CSJ garantizar los derechos procesales del investigado y la legalidad del proceso. Más allá del polémico episodio, lo que se puede deducir es la existencia de animadversión por parte de un sector de la CSJ y de otros tribunales de incriminar como sea la figura de Álvaro Uribe. Es que causa desconfianza la manera y forma cómo evolucionan los procesos judiciales contra el Senador Uribe.
No estamos pidiendo inmunidad contra Álvaro Uribe, él mismo en diferentes escenarios pide que no se metan en sus pulsos personales con algunos operadores de justicia, le incomoda que lo hagan, pero es deber de todo ciudadano y de quienes ejercemos labor de opinadores en diferentes medios, exigir respeto, equilibrio, transparencia y legalidad en todo proceso judicial para todos los ciudadanos y en especial para con las figuras que tienen connotación pública, porque sería aberrante y el final del Estado de Derecho que se politice la justicia para aniquilar moralmente y judicialmente al contradictor político, al adversario electoral.
Pero la persecución feroz contra Álvaro Uribe Vélez, no solo es judicial, es también mediática, sistemática y aberrante por parte de la izquierda colombiana, quienes desde que asumió la Presidencia de la República, vienen articulando libretos para minar su liderazgo nacional e internacional.
Bien lo decía en un trino el doctor Sergio Araujo: “No ha tenido la izquierda colombiana el sentido democrático de comprender ni respetar, a los millones de colombianos que ven en Uribe a su líder y lo respaldan. Cada vez que lo insultan y tratan como si fuera un delincuente, humillan el sentimiento y la inteligencia de millones”.
Las urnas han sentenciado el pulso político entre el uribismo y la izquierda en las últimas elecciones, millones de colombianos con su voto avalan constantemente las tesis del uribismo y del partido político Centro Democrático, sería el fin de la democracia y el inicio de una incertidumbre innecesaria para Colombia meter a la cárcel a Álvaro Uribe, con pruebas ilícitas, insólitas y pírricas, por solo odio colectivo de una izquierda incrustada en el aparato judicial.
¡No más!
Publicado: septiembre 17 de 2018
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