Han pasado tres meses desde la designación de la cuestionada Martha Lucía Zamora como secretaria ejecutiva de la JEP y la mujer en cuestión ya está en la mira de la justicia. Se advirtió desde el comienzo que ese nombramiento era profundamente inconveniente y ayudaría a profundizar la desconfianza e ilegitimidad de la JEP.
En 90 días, la señora ya empezó a hacer de las suyas. En criterio de la fiscalía ella deberá responder por la fuga del terrorista Iván Márquez del campo de concentración en el que se encontraba ese delincuente.
Zamora es una funcionaria profundamente cuestionada por la forma como ejerce el poder. Los antecedentes hablan por ella. Utiliza a la justicia con fines políticos, haciendo favores y persiguiendo a sus enemigos. Valga recordar que ella precluyó la investigación contra Horacio Serpa por el proceso 8000, a pesar de las muchas pruebas que había en contra de quien fuera el escudero del narcopresidente Ernesto Samper Pizano.
Así mismo, en el escándalo de Dragacol, hizo condenar a todos los intervinientes de ese ilícito, menos a la columna vertebral del mismo, el exministro Mauricio Cárdenas Santamaría.
Pero uno de los mandados más delicados hechos por esa señora y que hoy es obligatorio ventilar ocurrió con posterioridad a la denominada operación milenio, cuando Zamora intentó atravesársele a la extradición de los capos de la mafia capturados, entre ellos el mafioso Fabio Ochoa Vásquez.
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Gracias a esa actuación poco diáfana, Alfonso Gómez Méndez se vio obligado a sacarla de la fiscalía general de la nación, entidad a la que ella regresó bajo la administración de la cuestionada Vivianne Morales, esposa de Carlos Alonso Lucio.
Ratificada por el perseguidor Eduardo Montealegre, Zamora estructuró el montaje contra el exdiputado del Valle, Sigifredo López, quien fue injustamente encarcelado por haber sido un supuesto cómplice del secuestro de los diputados vallecaucanos, plagio del que López también fue víctima.
La historia era perfectamente inverosímil, pero la señora Zamora, experta en ese tipo de tramoyas logró su cometido, encarcelando al desvalido Sigifredo López, con lo que le causó un daño irreparable a su dignidad y buen nombre.
Zamora salió nuevamente de la fiscalía. Fue nombrada por Gustavo Petro como secretaria general de la alcaldía de Bogotá, desde donde ella celebró cuestionado contratos, los cuales han sido objeto de todo tipo de investigaciones.
Culminada la accidentada administración de Petro, Zamora fue reencauchada por Iván Velásquez, recientemente expulsado de Guatemala, quien la integró a su equipo de perseguidores que se han encargado de hacer toda suerte de montajes y de recrear fantasías en la misión de la ONU enviada a Guatemala para investigar los casos de corrupción.
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Ahora que la fiscalía ha descubierto actos de corrupción en el seno de la JEP, ha trascendido que la primera funcionaria en la mira de la justicia es, precisamente, la señora Martha Lucía Zamora, quien deberá rendir un interrogatorio en las próximas horas. En criterio del despacho del doctor Néstor Humberto Martínez, “funcionarios inescrupulosos de la JEP estarían cocinando falsedades y fraudes procesales para que la JEP no actúe como debe actuar”.
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El anuncio hecho por el fiscal Martínez hace pocos días, tenía nombre propio: Martha Lucía Zamora, una mujer que lleva décadas enteras haciendo de las suyas gracias a los tentáculos macabros que tiene en la rama judicial.
Publicado: septiembre 11 de 2018
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