A pesar del título, en este artículo no voy a hablar del problema tan grande que tiene nuestra industria lechera donde el productor lleva muchos años sin poder subir el precio al que vende, mientras a él sí le han subido los insumos, el valor de la tierra etc. De esto hablaremos en otro momento, pero hoy hablaré sobre otra leche; la mala leche.
Si hay algo que ha salido a la luz pública desde que Duque ganó las elecciones el 27 de junio es la manera parcializada y mal intencionada con la que algunos periodistas -o mal llamados forjadores de opinión- lo han atacado. No ha habido un solo día en que estos hayan bajado la guardia y es obvio que en muchos de ellos hay doble intensión.
Hace unos años había temas que no trataban el común de las personas bien sea porque eran temas especializados donde no existía el conocimiento o porque eran aburridos y no generaban opinión. Esto ha cambiado totalmente y los temas económicos, impositivos e inclusive el mercado de valores se han vuelto rutinarios y opinados por todo el mundo.
Así como todos los colombianos hemos sido por años técnicos de la selección Colombia y cuando Juan Pablo Montoya estaba en la Formula 1 nos volvimos expertos, ahora también somos especialistas en fracking, titularizaciones, emisiones de bonos, derechos humanos, etc.
El problema no radica en que el común de las personas opine porque están en todo su derecho, muchas veces lo harán sobre datos sólidos y otras no, pero cuando un periodista lo hace se presume que este ha investigado, que no esta sesgado y que lo que escribe es veraz. Temo decirles que esto no es cierto y que muchos de estos periodistas están aprovechándose de su notoriedad para hacer daño así sepan que lo que están escribiendo no es tan real.
Es por esto que muchos medios de comunicación tradicionales han perdido la credibilidad que tenían en otros tiempos. Aunque entre ellos se ayudan y se mencionan el uno al otro para no perder vigencia y seguir sonando, es un secreto a voces que pierden lectores día a día.
Por qué no dejan los temas especializados a los especialistas. Que las personas que verdaderamente saben de fracking nos digan si es bueno o es malo, o si el país debe hacerlo o no. Por qué no dejamos de tergiversar o decir verdades a medias para tratar de tumbar un ministro o para presionar a un presidente por el simple hecho que no es de su partido político. Mejor dicho, trabajemos juntos por el futuro de Colombia.
Yo verdaderamente quiero que los propósitos del presidente Iván Duque sean una realidad. Imaginémonos un país donde los congresistas aprueben leyes que son buenas para los colombianos sin prebendas, donde los entes de justicia sean ecuánimes y no busquen atacar a los enemigos con sus fallos y donde las personas que decidan estar en el servicio público verdaderamente lo sientan y quieran trabajar por el futuro de todos.
Publicado: septiembre 17 de 2018
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