Poco se ha vuelto a saber del exsenador santita, Mauricio Lizcano, uno de los grandes beneficiados de la cuestionada mermelada en el gobierno de Juan Manuel Santos.
En su momento, LOS IRREVERENTES revelaron cómo el otrora poderoso senador Lizcano se valió de su poder para favorecer los negocios de su familia. En efecto, se pudo confirmar cómo el padre del excongresista, el también exrepresentante a la Cámara Óscar Tulio Lizcano, había podido comercializar motocicletas en los municipios del departamento de Caldas donde su hijo fungía como “gran elector”, un hecho bastante irregular que nunca fue investigado como corresponde.
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De cara a las elecciones presidenciales de este año, el doctor Lizcano le apostó buena parte de su capital a la fallida candidatura del exvicepresidente, Germán Vargas Lleras. Anunció que no volvería al Senado y se dedicó a promover la aspiración que al final del día resultó siendo un fracaso histórico.
También es cierto que Lizcano quería alejarse de los focos de atención, pues su nombre resultó involucrado en un proceso de adquisición de tierras que al parecer fueron despojadas y sus propietarios reales reclaman haber tenido que salir de esos predios bajo presión.
Igualmente, Lizcano fue mencionado en el escándalo del Cartel de la Toga, motivo por el que la procuraduría general de la nación le abrió una investigación. El testigo estrella de ese proceso, el extraditado Gustavo Moreno mencionó a Lizcano como uno de los “clientes” que tenían los criminales que valiéndose de su condición de magistrados de la corte suprema de justicia, se encargaban –previo pago de multimillonarios sobornos- de engavetar las investigaciones.
Ahora que el cargo de director ejecutivo de la federación colombiana de Departamentos, una entidad clave para el desarrollo regional de nuestro país se encuentra vacante dado que quien desempeñaba ese puesto, Felipe Córdoba fue elegido como Contralor General de la República, ha trascendido que el exsenador Lizcano, apoyado por un sector de Cambio Radical, está aspirando a ocupar esa posición.
La federación de Departamentos ha sido objeto de múltiples escándalos. Uno de sus directores, Plinio Olano, hoy está tras las rejas por haber sido parte del paquete de Congresistas que hicieron gestiones corruptas a favor de la empresa brasilera Odebrecht.
Ahora, que el país entero ha decidido librar una batalla frontal contra la corrupción, se enviaría un mensaje equivocado si los gobernadores de nuestro país resuelven poner al frente de su federación a un personaje como Lizcano quien, además de los líos personales que lo aquejan, sostiene una fuerte confrontación con el procurador general de la Nación.
¿Les conviene a los gobernadores de los 32 departamentos de Colombia delegar su vocería y representación en alguien que está siendo investigado por la Procuraduría y que no despierta confianza en el jefe del ministerio público?
Lo cierto es que Lizcano ha sido un hombre hábil que sabe cómo utilizar el poder. Su lobby para quedarse con la dirección de Departamentos ha sido evidente y no son pocos los gobernadores que ven con profunda preocupación que él sea la persona elegida en los próximos días para ocupar el puesto que hoy se encuentra vacante.
Publicado: septiembre 5 de 2018
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