Ante la controversia que causó mi última columna; creo conveniente escribir nuevamente sobre el tema en cuestión.
Venezuela tiene una dictadura sanguinaria que recientemente ha dejado cientos de muertos y miles de ciudadanos migrantes en los diversos países de la región. En ciudades como Bogotá no resulta extraño encontrarse con venezolanos realizando todo tipo de labores.
La mayoría de los venezolanos pide una intervención porque son conscientes que la dictadura no va a caer a partir de vías electorales o de cualquier otro tipo. La única manera de obtener la libertad en Venezuela es por medio de una intervención para rescatar la libertad y la institucionalidad del país vecino. Lo que pase en Venezuela nos va a afectar directamente a los colombianos, y lo último que podemos permitir es que el país vecino se termine de convertir en otra Cuba.
Muchas personas ponen el grito en el cielo cada vez que se habla de una intervención extranjera en Venezuela porque consideran que eso llevaría a una tragedia. Sin embargo ignoran que Venezuela ya está viviendo una tragedia, y esa crisis nos afecta directamente. Muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras por los muertos que podría dejar una intervención; hace pocos meses no decían nada de los cientos de estudiantes que la dictadura se encargó de masacrar.
La izquierda colombiana que hace escasos meses apoyaba de manera vehemente a Nicolás Maduro; hoy se preocupan por una intervención en Venezuela porque la caída del régimen chavista dejaría al descubierto un sinfín de secretos que perjudicarían a aquellos defensores de ese cruel regimen.
El tema de la intervención está sobre el tapete. Lo de Venezuela es un drama que hace mucho tiempo explotó y algo tiene que suceder.
La historia juzgará la manera cómo se enfrentó a la dictadura.
Publicado: septiembre 27 de 2018
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