Empieza una nueva era para la historia de Colombia, bajo el mandato del presidente uribista, Iván Duque quien asumió la conducción del gobierno en un momento crítico para la nación.
Colombia atraviesa por uno de sus peores momentos. La economía está descuadernada, la industria perfectamente deprimida. Los grandes medios que fueron debidamente aceitados durante los 8 años de Santos, omiten informar con la verdad y se prestaron para mimetizar las cifras de la debacle nacional.
Lo cierto es que el país que recibe Duque está a años luz de ese remanso de progreso y oportunidades del que habló Santos en sus mensajes finales como gobernante.
Grandes desafíos tiene ante si el nuevo gobierno. Rodeado de ministros de las más altas calidades, Duque tendrá que empezar a dar resultados rápidamente, pues así lo esperan los colombianos que votaron por él.
Queda la tranquilidad de que al frente de los ministerios habrá funcionarios excepcionales. En la cancillería, con Carlos Holmes Trujillo, la política exterior será muy dinámica y se afianzarán las relaciones con los países clave para Colombia. Trujillo, un experto de la diplomacia, deberá llevar a cabo la difícil tarea de volver a generar confianza en el gobierno de los Estados Unidos, país que tuvo serios reparos frente a la administración anterior como consecuencia del debilitamiento calculado de la guerra contra el narcotráfico.
En Comercio e Industria, José Manuel Restrepo tiene la inmensa responsabilidad de reactivar el aparato productivo nacional, que se encuentra en una etapa crítica por cuenta de las erráticas políticas que sobre la materia fueron implementadas durante los 8 años que acaban de pasar.
En Alicia Arango, el presidente Duque tendrá una gran ministra de Trabajo que se encargará de liderar una agenda de largo plazo para la generación de empleo con calidad. La economía naranja, una de las banderas programáticas de la nueva administración, tendrá en la doctora Arango una gran promotora.
Los demás ministros, muchos de ellos sin mayor reconocimiento en la cosa pública, poseen importantes hojas de vida, con experiencia probada de la que se valdrán para hacer del de Duque un gobierno de ejecutorias y resultados.
El nuevo presidente arranca arropado por su partido y respaldado firmemente por los millones de colombianos que confían en su sabiduría, liderazgo, capacidad de gestión y, sobre todo, ponderación.
Iván Duque es un hombre de convicciones firmes y en ningún caso su prudencia y buenas maneras pueden ser asumidas como un signo de debilidad. Al contrario. Durante su paso por el Congreso de la República y a lo largo de la campaña que lo llevó a la presidencia de la República, Duque fue firme, contundente y leal a los principios doctrinarios del partido Centro Democrático.
Si de algo puede tener certeza la opinión pública es que el nuevo presidente gobernará guiado por el programa de gobierno y las ideas con las que fue elegido. Él no dará bandazos ni estafará a sus electores, como en su momento hizo el desprestigiado expresidente Juan Manuel Santos.
Atrás deben quedar los malos momentos que vivió nuestro país por cuenta del gobierno infame que ha terminado. La sociedad debe rodear al nuevo gobernante y afincar todas sus esperanzas en el éxito de esta administración que comienza, rodeada de legitimidad e integrada por personas de altísimo nivel.
Publicado: agosto 8 de 2018
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