El pasado miércoles 8 de agosto, el senador de las Farc Carlos Antonio Lozada, dijo lo siguiente en la plenaria del Senado:
“Lo que debe tener claro hoy Colombia, es que gracias al Acuerdo de paz por fin vamos a tener la posibilidad de conocer lo que ha sido la historia trágica de la violencia política en Colombia. Y desde luego quienes la ejercimos desde la resistencia válida del campesinado colombiano y de los sectores populares, vamos a levantar la voz para significar la responsabilidad de los sectores políticos que históricamente ejercieron la violencia, no desde la resistencia, sino mediante la utilización de las armas y del poder del Estado para tratar de imponer un régimen político de explotación y humillación, a través de las masacres indiscriminadas que se han cometido en este país.”
Dejo ahí, porque sinceramente no aguanto más.
Primero: Los victimarios ahora se disfrazan de victimas de la violencia y el culpable según el senador, es el “régimen” y los actores políticos, que según este “angelito”, hemos sido los que incubamos la violencia a través del poder del Estado para masacrar.
Segundo: Están justificando el ejercicio de la violencia como una “resistencia” válida campesina y de los sectores populares.
Háganme el favor el cinismo, arrogancia, desfachatez y descaro que tiene este señor. Ahora le salimos a deber a las Farc. Tras de cotudo con paperas.
Al señor cuando habla de “resistencia campesina” se le olvida que los primeros desplazados y víctimas de la violencia que ellos generaron fueron los campesinos y los sectores populares colombianos.
Habría que preguntarse si resistencia campesina es:
• Reclutar menores. Según el Centro de Memoria Histórica las Farc reclutaron 17.000 menores entre 1960 y 2016.
• Violar Mujeres. Cada vez se expone con mayor claridad a la luz pública los casos de denuncias de violaciones por parte de los integrantes de las Farc. Lo cierto es que no existe una cifra cierta de los delitos sexuales cometido durante la “resistencia”, pero ya son múltiples las denuncias que cursan en diferentes entidades del Estado. Es más, se ha constituido una corporación para desenmascarar esta realidad, como lo es Rosa Blanca.
• Asesinar y Masacrar. Entre 1988 y 2012 las Farc realizaron 618 tomas a municipios. Entre ellos, la “resistencia” atacó con cilindros bombas la iglesia y escuela donde se refugiaban los civiles en Bojayá, generando 119 muertos.
• Secuestrar. Según la Fiscalía General de la Nación la “resistencia” fue responsable de 8163 secuestros por los cuales recibieron mas de 6 billones de pesos. Secuestraron policías y políticos en condiciones parecidas a los campos de concentración nazis. A muchos los asesinaron, algunos de ellos con tiros de gracia. Duele recordar algunas de las víctimas de las FARC como lo fueron la Cacica Araujo, los diputados del Valle, el Gobernador Gaviria de Antioquia y el exministro Guillermo Echeverri. Son muchos más y la mayoría campesinos y gente del común, cuyos victimarios decían “defender” con su “resistencia”; pero al final las víctimas fueron muchas, demasiadas, tantas que no tendría espacio en esta columna para nombrarlas todas. El observatorio del Centro Nacional de Memoria Histórica le atribuye 35.683 muertes a la guerrilla.
Pero las victimas de las Farc fuimos todos los colombianos que tuvimos que padecer el terror de la violencia con la que se quisieron tomar el poder a la brava. ¿Resistencia campesina? ¡Mamola! Aunque a Lozada se le olvide, o no lo reconozca, a mí no se me olvida y por eso le repliqué en el senado; igual estoy seguro que a la mayoría de los colombianos tampoco se les olvida, las heridas y el dolor que le causaron nuestro país.
Señores, si ustedes tiene algún respeto por el pueblo colombiano, por favor no hablen más de “resistencia”. No enmascaren más los horrores que cometieron con un barniz de falsa legitimidad. No se burlen más de la ciudadanía.
Publicado: agosto 13 de 2018
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