Ha dicho el presiente Duque que gobernará sin espejo retrovisor y aquello es muy buen mensaje. No puede el nuevo gobernante de los colombianos perder tiempo, culpando al fallido expresidente Santos de todo lo que ocurre en nuestro país.
Si más de 10 millones de colombianos votaron por Duque, lo hicieron pensando en que él es la persona idónea para recomponer al país.
Pero el no mirar a través del retrovisor no significa, ni mucho menos, que vaya a haber impunidad. Durante el gobierno de Juan Manuel Santos se cometieron muchísimos actos ilícitos. Delitos contra la administración, saqueo del erario de forma indiscriminada y, muy posiblemente hay casos de enriquecimiento ilícito de personas muy cercanas al despreciado exgobernante.
Todo ello ha sido tapado muy convenientemente por la justicia arrodillada y por los congresistas que hicieron parte de la denominada unidad nacional, a quienes les correspondieron jugosísimas tajadas del saqueo de fue víctima el Estado.
La comisión de acusaciones no puede quedarse cruzada de brazos. A los representantes que integran esa célula, les corresponde actuar con verticalidad y sentido patriótico, iniciando de una vez por todas las investigaciones a que haya lugar con el fin de que Santos sea llevado al banquillo de los acusados.
En días pasados, unos ciudadanos le solicitaron formalmente al presidente del Senado, doctor Ernesto Macías Tovar, que se impida que Santos salga del país, luego de que abandone la presidencia.
Esa demanda resulta prudente y oportuna. Por el bien de la transparencia, Santos debe permanecer el próximo año en Colombia para efectos de confirmar su comparecencia en caso de que así lo requieran a quienes les corresponderá darle trámite a las denuncias que hay en contra suya.
Como lo revelaron en exclusiva LOS IRREVERENTES, el consejo nacional electoral solicitará que Santos sea investigado por la comisión de acusaciones por cuenta de sus vínculos con Odebrecht. Para nadie es un secreto que el señor Santos tenía una alianza con esa empresa que financió ilegalmente sus dos campañas presidenciales. En 2010, pagó una factura de más de $400 mil dólares emitida por la empresa que hizo 2 millones de afiches del candidato y en 2014, a través de una empresa filial de Sancho Publicidad, infiltró poco más $1 millón de dólares, sin contar el millón que le fue entregado en efectivo al gerente de la campaña, compinche y socio de Santos, el hoy convicto Roberto Prieto Uribe.
El robo continuado que sufrió nuestro país tuvo un cerebro y determinador: Juan Manuel Santos. No sería justo entonces que él quede impune, disfrutando de su retiro en su lujoso apartamento de Key Biscayne –cuyo origen también debe ser investigado-, mientras que otras personas como Roberto Prieto, Luis Fernando Andrade y los Ñoños se pudren en la cárcel. Todos, absolutamente todos deben ser llevados ante la justicia y el primero de ellos debe ser Juan Manuel Santos.
Publicado: agosto 6 de 2018
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