El 7 de agosto marca una fecha fundamental en nuestra historia republicana. Por un lado, se conmemora la batalla de Boyacá y con ella el nacimiento de la institución más querida y respetada por todos los colombianos, nuestro glorioso Ejército Nacional.
Por otro lado, se lleva a cabo una sublime ceremonia que materializa todos los postulados democráticos, la cual es la transición de mando presidencial, una tradición que se remonta a los fundamentos mismos de nuestra Nación y que nos recuerda que, aunque imperfecta, nuestra democracia es fuerte y viable.
Claramente, lo que sucedió este 7 de agosto fue el punto de partida para la construcción de un nuevo País. El diáfano corte de cuentas que realizó el Presidente del Congreso le permite al nuevo Gobierno y, en especial, al pueblo colombiano tener claridad sobre las circunstancias en que la nueva administración recibe la Patria.
A partir de ello, se hace posible la puesta en marcha del gran Pacto por Colombia que planteó Iván Duque. ¿Cómo es posible materializar políticas públicas sin tener claridad de las circunstancias en que se recibe el País? ¿Cómo es posible convocar a un pacto sin que el pueblo conozca en detalle la situación actual la Nación? ¿Cómo es posible hacer un claro ejercicio de rendición de cuentas sin dejar claras las condiciones con que se encontró la nueva administración?
Evidentemente, realizar ello no es posible sin un ejercicio detallado como el realizado el pasado 7 de agosto. Por eso, son absurdas las falsas expresiones de la moral que se rasgan las vestiduras ante lo sucedido en la ceremonia, mientras estas mismas fueron complacientes con el deterioro del País al que nos llevó el Gobierno Santos.
Ahora, teniendo claro el estado de la Nación le corresponde a Duque y a su gran equipo de Gobierno convocar a la unidad nacional, pero no como una coalición burocrática con partidos políticos, sino como un verdadero acercamiento con todos los sectores de la sociedad que reclaman a gritos ser oídos tras 8 años de abandono.
El pueblo colombiano se pronunció de manera clara en las urnas y más de 10 millones de colombianos le dimos nuestro voto de confianza a un programa de Gobierno estructurado que tiene la capacidad de retomar el rumbo de un País perdido.
Llegó la hora de recuperar a Colombia y de rodear a nuestro Presidente, de tal manera que podamos lograr un crecimiento sostenido de todas las regiones enmarcado en la legalidad, la equidad, el emprendimiento y un profundo y sincero dialogo social.
Publicado: agosto 10 de 2018
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