El gobierno anterior fue, cuando menos complaciente con las tiranías de nuestra región, particularmente frente a la venezolana, la nicaragüense y, por supuesto la cubana.
Nunca se oyó de la cancillería de Santos un pronunciamiento enérgico exigiendo respeto por los colombianos. La exministra Holguín prefirió pasar de agache frente a las reiteradas agresiones de los genocidas Maduro y Ortega.
Se volvió lugar común para esos sátrapas acusar e insultar al pueblo colombiano cada vez que estallaba una crisis en sus respectivos países.
Ahora que Nicaragua atraviesa por uno de sus peores momentos, cuando las fuerzas oficialistas desenfundaron sus armas para matar civiles inermes, se ha dicho de manera descabellada que Colombia está fraguando un golpe de Estado contra el dictador Daniel Ortega.
El gobierno Duque tiene el firme propósito de no permitir que esas imputaciones falaces, que humillan a todo el pueblo colombiano queden en el aire y sin contestación alguna.
Bien por el canciller Carlos Holmes Trujillo quien le salió al corte a esa acusación a través de un enérgico comunicado en el que sin mayores rodeos expresó que “el gobierno de Colombia rechaza las declaraciones del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en las que afirmó que Colombia tiene intereses golpistas en la crisis política que afronta su país”.
Trujillo fue más allá e hizo una denuncia que nunca se le oyó al gobierno de Santos, al decir que “el gobierno de Colombia reitera el rechazo a los actos de represión ejercidos por las fuerzas del gobierno de Nicaragua contra la sociedad civil”.
Lo que ha hecho Daniel Ortega contra sus connacionales es un verdadero genocidio que deberá ser castigado ejemplarmente por la justicia internacional y Colombia tiene el deber moral de coadyuvar las acciones que dentro del multilateralismo se emprendan para ponerle fin a la masacre que se vive en ese país centroamericano.
La OEA debe, en el término de la distancia, tomar decisiones de fondo frente a la dictadura nicaragüense con el fin de salvar las vidas de miles de personas que hoy están en la mira de Ortega y sus secuaces.
Es claro que nuestro país merece respeto y este gobierno se ha concentrado en hacer valer nuestros intereses nacionales, sin hipocresía ni falsas posturas diplomáticas: a las tiranías hay que hablarles duro y así lo ha hecho con mucho acierto el canciller Carlos Holmes Trujillo.
Publicado: agosto 15 de 2018
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