Como “incoherente” y “desleal” ha calificado en las últimas horas el exministro Guillermo Rivera al uribismo.
A través de su cuenta de Twitter, el exfuncionario santista, que durante el gobierno anterior atacó con virulencia a la oposición encarnada en el Centro Democrático, ha hecho toda suerte de señalamientos y sindicaciones contra el partido del expresidente Uribe, por cuenta de la posición legítima que esa colectividad ha adoptado frente a la denominada “consulta anticorrupción”, iniciativa promovida por la exsenadora Claudia Nayibe López.
En efecto, el uribismo ha expresado que la dichosa consulta es innecesaria puesto que el gobierno del presidente Duque ha presentado sendos proyectos de ley que incorporan medidas trascendentales contra la corrupción.
Lo indignante de la virulencia de Guillermo Rivera es que él aspira a ser embajador del gobierno uribista ante el gobierno de la República Oriental del Uruguay. Para usar los términos del señor Rivera, resulta incoherente que él, como embajador en ciernes, fustigue al partido de gobierno, al que le ha pedido –invocando supuestas razones de seguridad- que lo designe al frente de una misión diplomática.
Pero también es desleal que un futuro embajador se refiera en términos tan inapropiados a la colectividad que llevó al poder al presidente de la República al que le ha pedido que lo envíe cuanto antes a representar a nuestro país ante el gobierno de Tabaré Vásquez.
Invocando la coherencia, si al doctor Rivera le parece tan macabro y siniestro el partido del gobierno al que le anda solicitando el nombramiento diplomático, debería tener un gesto de gallardía y quedarse en Colombia para ejercer desde acá la oposición.
Por la seguridad, no tiene por qué preocuparse dado que el gobierno en el que él fungió como ministro del Interior, dejó a Colombia convertido en un remanso de paz y tranquilidad. Acá no hay criminales, no hay terroristas ni delincuentes que quieran hacerle daño alguno. Al menos eso es lo que dijo Santos minutos antes de abandonar el poder.
Triste y lamentable que el doctor Rivera siga por los mismos caminos del insulto, el vilipendio y el maltrato al uribismo. Como alto funcionario de Santos, fue implacable con el Centro Democrático y ahora como cuasiembajador –del presidente Duque- continúa con el botafuegos encendido.
Agosto 21 de 2018
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