Volvió la esperanza a Colombia, luego de 8 años de desgobierno regresó a la Casa de Nariño un hombre con carácter, carisma y calidad para gobernar al país. Iván Duque representa a una nueva generación de colombianos que han encontrado en la preparación la herramienta óptima para dirigir una sociedad, esto sumado a la experiencia de grandes hombres y mujeres que se han probado en distintas áreas con un destacado éxito.
Debe el presidente trazar una línea de cuentas entre la repudiable herencia que le deja su sucesor y la nueva era que estará a su cargo, no sólo para que el pueblo se entere a cabalidad del desbarajuste institucional en que queda, sino también con el propósito irreprochable de demostrar las ventajas de un gobierno estructurado para beneficio de todos los colombianos.
El reto es bastante amplio, Duque se encontrará con enormes desafíos como la creciente inseguridad en las regiones, fruto de un proceso de “paz” que en lugar de desmovilizar y someter a los bandidos a la justicia, lo único que logró fue desmotivar a nuestra fuerza pública y promover la malsana política de impunidad. Es hora de lograr que el criminal le vuelva a tener a la autoridad y el ciudadano vuelva a creer en ésta.
El nuevo gobierno deberá regresarle la vocación agrícola al país, esta vez con tecnificación y haciendo verdadero uso de la tecnología que está al alcance de nuestras manos. Los colombianos piden a gritos un sistema de salud siquiera digno que no deje morir a sus pacientes en la puerta del hospital. La infraestructura de la que con cinismo alardeó el anterior gobierno, deberá superar los vergonzosos escándalos de corrupción y desplegarse con el fin de brindarle el desarrollo adecuado a la Nación.
Nunca hemos dudado que la base fundamental para el crecimiento de un país pasa por la educación, la calidad deberá ser la consigna para evitar que nuestros niños y jóvenes se desorienten como consecuencia de agendas preconcebidas por la izquierda, que en lugar de mentes libres propenden por militantes ciegos de tesis fracasadas a lo largo de la historia. La jornada única escolar y el fácil acceso a la educación superior serán la primera piedra en esta construcción. No podemos dejar de lado la formación de técnicos, a los que dicho sea de paso, aún no se les reconoce su invaluable aporte al desarrollo.
La economía tendrá a su cabeza a un gran hombre que en años anteriores demostró que nuestro país es capaz de crecer a tasas que para algunos hasta entonces eran inimaginables, con este gobierno vuelve la prosperidad que el anterior nos prometió y nunca cumplió. Es el momento de ejercer liderazgo en instancias internacionales y esta tarea la desarrollará un hombre de probadas condiciones, las crisis vecinas no sólo podrán encontrar refugio en nuestro país, sino que además contarán con la participación activa de un actor que no tolera dictaduras ni violaciones a la dignidad humana.
En suma, el presidente Duque halla una casa con goteras y grietas en todas las paredes, su función no sólo será restaurarla sino que tendrá que construir nuevos y mejores pisos que la embellezcan y la hagan más agradable. Sabemos que con la ayuda de Dios, el respaldo ciudadano, la orientación de la experiencia y la aplicación del entusiasmo de un equipo joven y preparado tendremos como resultado la Colombia libre y grande por la que seguiremos trabajando. ¡Bienvenido señor presidente!
Publicado: agosto 8 de 2018
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