Por estos días existen dos grandes inquietudes en la política colombiana. La primera, es el saber cómo va a estar conformado el gabinete de Iván Duque. La segunda, es conocer quién va a ser el próximo Presidente del Senado (Quien es también Presidente del Congreso).
A pesar que la primera inquietud es sumamente importante y determinante para el futuro del País quiero aprovechar estas palabras para reflexionar sobre la segunda, la cual, si bien pareciera menos relevante, termina teniendo igual o mayor responsabilidad que los Ministros a la hora de sacar adelante los proyectos del plan de Gobierno de Duque.
En efecto, al Presidente del Congreso le corresponde no solamente posesionar a Iván Duque el próximo 7 de agosto, sino que tiene en sus manos el deber de configurar la agenda legislativa del Senado y direccionar las plenarias de tal manera que se pueda avanzar con celeridad en la aprobación de los proyectos.
Aunque a priori pareciera algo menor, en la práctica esta es una función indispensable para que salga adelante un Gobierno. Un Presidente del Senado sin experiencia o sin el carácter suficiente tendría como consecuencia que la izquierda empezaría a sabotear progresivamente los proyectos del Gobierno para que se demore su aprobación y así se afecte la obra de Duque.
En este contexto, recordemos que en el nuevo Congreso estarán presente las Farc, Petro y su bancada y la bullosa Alianza Verde. Si bien no son muchos a la hora de votar, si el Presidente del Senado no sabe manejar de la mejor manera las discusiones estos actores pueden realizar un saboteo constante con fines meramente políticos.
Por eso, sin duda alguna, tengo el firme convencimiento que el País requiere que Álvaro Uribe asuma la Presidencia del Senado. El nuevo Gobierno necesita imperiosamente de un determinado liderazgo en el Senado que permita que avance la agenda de reformas lo más rápido posible.
La recuperación del crecimiento económico, el retomar la seguridad en el País, la puesta en marcha de una reforma tributaria, las modificaciones a los defectuosos acuerdos de La Habana y el solucionar la crisis en el sistema de salud son solo unos de los muchos aspectos que requieren de un accionar urgente por parte del Gobierno, el cual debe actuar de la mano con el Congreso.
Esta, indudablemente, es una labor fundamental con la cual no hay margen para experimentar. La experiencia y el carácter comprobado de un líder político son elementos fundamentales en el manejo del Congreso para que el nuevo Gobierno, apoyado por más de 10 millones de compatriotas, pueda tener éxito.
Presidente Uribe, usted le ha entregado su vida a trabajar incansablemente por este País y aunque lo ha dado todo, no tenemos absolutamente nada que reprocharle y la ciudadanía le está eternamente agradecida, quiero pedirle, al igual que muchos colombianos lo anhelan, que acepte ser el Presidente del Senado.
Qué importa si algunos periodistas se alborotan con esta decisión o si la izquierda radical se rasga las vestiduras mientras destruyen las ciudades en las manifestaciones que suelen hacer. El futuro del País está en juego y, después de 8 años de un difícil ejercicio de oposición democrática, llegó la hora para que de su mano en el Congreso y con Iván Duque en la Presidencia nuestra amada Colombia vuelva a vivir el camino de la prosperidad.
Publicado: julio 13 de 2018
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