Es cierto que estuve apoyando al presidente electo desde hace más de dos años, pero no es cierto que eso me permita ser una especie de bolsa de empleo. No tengo cuello para hacer nombramientos, no tengo la más remota posibilidad de nombrar a nadie en el gobierno y no tengo idea alguna quienes serán los que gobernarán alrededor de Iván Duque y Martha Lucia Ramírez.
Me sorprende, eso sí, ver como en Santander aseguran que la Dian (botín de politiqueros) pasará a otros politiqueros, que el ICBF, etc. Ya están repartidos.
Hasta cómico se ven los movimientos de los ladroncillos de cuello blanco, cuando uno sabe que el país dio un rumbo diferente y que la lucha principal de este gobierno, es frontal contra la corrupción. No me atrevería jamás a sugerir cuotas políticas; la ventaja de tener una votación como la mía -que se debe al voto de opinión- me deja sin ataduras para no tener compromisos con nadie, solo con la opinión, esa que usted espera seguir leyendo a través de estas columnas, si el director de Los Irreverentes me lo permite y a través de las redes sociales. Sin embargo, hay otras personas dentro de mi partido que llegaron empeñando el alma al diablo y están obligadas a pagar… y en política usted no compra pan a dos pesos para venderlo a dos pesos. Existe gente decente que invierte en un proyecto porque cree en el candidato, quizás si pedirán favores, pero dentro de un marco de legalidad, también existen otros, que solo aportan económicamente con el fin de que los tengan en cuenta a la hora de las licitaciones sin tener que pagarle cuota de corrupción a nadie, pero existen otros, que aportaron o apoyaron y creen que por eso tienen el derecho sagrado de obtener nombramientos en lugares estratégicos en donde literalmente se dedican a desangrar una entidad pública. A esa gente es a la que hay que pararle bolas y si bien no estoy facultada para sugerir nombramientos, si estoy en la obligación como ciudadana de advertir quienes y por qué, están detrás de entidades tan vitales para los recursos de una nación como la DIAN Santander, ICBF, Instituto Colombiano de Petróleo, Sena y demás.
PD. El alcalde de Bucaramanga resultó un palabrero de talla mayor. A mí me embaucó con el cuento de que iba a construir un Centro de Bienestar Animal, compromiso que realizó en notaria publica ante show mediático. Los animales y yo, como las 20 mil familias que votaron creyendo que el señor les iba a dar una vivienda gratuita que también prometió en campaña, quedamos viendo un chispero. Otro Petro…
Sin embargo, felicito y aplaudo de pie, al joven alcalde del municipio de Floridablanca Santander que no prometió ante notaria publica, pero ya está ejecutando el desarrollo del primer centro de bienestar animal en Santander.
Quien quiere, puede.
Dios lo bendiga Alcalde Héctor Mantilla por tener compasión y corazón con nuestros animalitos.
Publicado: julio 5 de 2018
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