La ciudadanía no cree en la justicia, y eso lo reflejan las encuestas cuando se le pregunta al pueblo respecto de este tema, lo cual resulta lamentable desde todo punto de vista, puesto que un país que no tenga fe en su justicia es síntoma de una grave enfermedad.
Leyes existen, y muchas, la mayoría buenas hay que decirlo, pero su aplicabilidad no siempre es la mejor. Por otro lado vemos que los funcionarios judiciales cuentan con una carga excesiva de trabajo la cual detiene el avance del proceso como se supone debería ser. Sumándole que muchos jueces y magistrados se han visto envueltos en bochornosos escándalos de corrupción, tanto a menor como mayor escala, y eso ha puesto en tela de juicio la rectitud del gremio, a pesar de que la inmensa mayoría obra conforme a la norma.
Lamentable resulta a su vez observar cómo la politiquería ha permeado a la rama judicial, y por ende algunos órganos dentro del sistema funcionan más como directorios políticos que como honorables entes que imparten justicia. Muchos de los fallos emitidos por la Corte Suprema de Justicia sin duda alguna han tenido motivaciones políticas, dada la animadversión que ostenta en contra de determinada corriente ideológica mayoritaria del país; no han existido garantías reales y muchos de los investigados han debido buscar asilo en otros países, y lo peor, es que no existen señales de que eso cambie, por ahora.
Por esos y otros motivos de peso, la ciudadanía, el gobierno de Duque y el Congreso deben discutir una seria y beneficiosa reforma a la justicia, que logre devolver la confianza a todos nosotros, que sea más expedita pero sobre todo más justa. No una reforma amañada como la que querían aprobar hace ya unos años, en donde los beneficios eran solo para las cabezas y no para el colombiano de a pie. El país entero debe discutir qué le conviene más a Colombia, pero esta debe ser una discusión seria y abierta, sin sesgo ni prevención alguna.
La clase política y judicial está en mora de devolvernos la fe en la justicia, no podemos continuar así. Exigimos cambios, anhelamos cambios. El mundo se transforma de manera rápida, debemos modernizar el aparato judicial pero sobre todo regresar a la honorabilidad que en otrora caracterizaba a la justicia. Mejores seres humanos garantiza mejores profesionales, no nos olvidemos de ese valioso detalle.
Publicado: julio 26 de 2018
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