¡Histórico!

¡Histórico!

“Hoy instalamos -y lo digo con orgullo y alegría- el Congreso de la República más diverso, más plural, más participativo y más incluyente en más de dos siglos de vida republicana (…) Así que no les quepa ninguna duda: este es un Congreso único, (…) en mi caso –y estoy seguro de que así lo comparten millones de colombianos–, me llena de satisfacción que aquellos que por más de medio siglo combatieron con las armas al Estado y a sus instituciones, hoy se sometan a la Constitución y a las leyes de Colombia, como lo hacemos todos”. (Algunas frases contenidas en el surrealista discurso de Juan Manuel Santos en la instalación del Congreso. Un compendio magistral de las mentiras dichas a lo largo de ocho años). 

Indiscutible que este nuevo Congreso es “único”,  “el más diverso” y “plural” que hemos tenido en nuestra vida republicana porque, si bien es cierto que por ese recinto hemos visto desfilar toda clase de especímenes, también es cierto, que jamás habíamos tenido un grupo de narcoterroristas y criminales de lesa humanidad ocupando impunemente diez curules que fueron canjeadas por un premio Nobel de Paz.

Sin embargo, no solamente falta a la verdad (como acostumbra), sino que además, subestima y ofende el señor Santos a los colombianos, cuando dice que esos criminales se han “sometido a la Constitución y a las leyes de Colombia como lo hacemos todos”, empezando porque a ellos les confeccionaron una Constitución y unas leyes a su medida, de allí que, a diferencia del colombiano que roba un caldo de gallina en una tienda y por ello es privado de su libertad,  los narcoterroristas de las FARC autores de los crímenes más abominables de nuestra historia, sin haber asomado siquiera las narices por una cárcel y, menos aún, sin resarcir sus víctimas, se pavonean orondos disfrutando de las mieles del poder y del dinero mal habido.

Ahora bien, como toda mala situación es susceptible de empeorar, además de los sempiternos corruptos y de los narcoterroristas, tendremos que padecer también en ese hemiciclo, al bufón Antanas Mokus con sus obscenos espectáculos como el que nos brindó en su debut.

Espero que la Comisión de Ética estrene el nuevo Código de Ética y Disciplinario del Congresista (Ley 1828 de enero de 2017), y le aplique la máxima sanción prevista para faltas “gravísimas”, para aquellos que “ejecuten actos que afecten la moralidad Pública del Congreso”. Como espero también, que las dos demandas radicadas en el Consejo de Estado (la del abogado José Abuchaibe y la del jurista Eduardo Padilla), que buscan tumbar su investidura por presunta inhabilidad por contrataciones con el Estado prosperen. “El faro de la moral” francamente, está impedido legal, física y éticamente para legislar.

Finalmente debo dejar claro que, a pesar de que el Congreso Nacional es hoy la entidad más desprestigiada del país, cuenta con gente proba e instruida que sin duda alguna desempeñará una labor invaluable.

Este Congreso que deja Santos, como todo lo suyo, es ¡Histórico!

@cdetoro

Publicado: julio 28 de 2018

Los comentarios están cerrados.