Sin duda alguna, todos los colombianos conocimos el nombre de Yerry Mina gracias a sus oportunas apariciones en los momentos más cruciales de los partidos de nuestra Selección Colombia en el marco del Mundial de Rusia. Pero más allá de la figura de un solo hombre, lo que debemos ver es aquello que representa. Es decir, Yerry viene de un pueblo ubicado en el norte del Cauca, nunca tuvo mayor apoyo de la alcaldía de ese municipio y menos de la gobernación, así hoy el gobernador Campo quiera recibir aplausos no merecidos. Y la historia de Mina es la historia de miles de jóvenes, que no tuvieron y no cuentan con un apoyo y un acompañamiento serio y constante en su crecimiento y desarrollo deportivo. Muchos han debido salir de sus regiones y otros hasta del país en busca de oportunidades, de escenarios dignos y un respaldo sólido. Es lamentable que deban dejar sus familias y sus hogares ya que el deporte y la cultura no han sido prioridad para ningún gobierno, con algunas excepciones quizá, pero mínimas.
Es hora que los alcaldes, gobernadores y el gobierno nacional presten verdadera atención a nuestros deportistas, que tantas glorias ya han traído y pueden seguir trayendo, además de ayudar a nuevas figuras a que surjan. Un joven amante del deporte es un joven que le quitamos al mundo de la drogadicción o de la delincuencia. Sumándole que se fortalece un joven y una familia que pueden ser ejemplo para otras personas.
Al Presidente electo Duque le apasiona el deporte, incluso tiene ciertas habilidades deportivas probadas y conocidas a lo largo de la contienda electoral; ello puede ser vital, puesto que él entiende y comprende del significado de respaldar a la juventud. Confiamos plenamente en el fortalecimiento que vivirá durante su gobierno la cultura y el deporte.
Colombia es como Yerry, toda una mina de oro, en todos los sentidos. Hemos alcanzado glorias aun sin el apoyo merecido y necesario, qué tal cuando se cuente con ello. Vamos, que sí se puede.
Publicado: julio 5 de 2018
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