Con más de 18 millones de votos, los colombianos votamos eligiendo como nuevo presidente de la República para el período 2018 – 2022 al joven abogado de la Universidad Sergio Arboleda Iván Duque Escobar.
Con una diferencia de 12 puntos, Duque fue elegido con el 53% de los votos totales vs el 41% para el candidato de la Colombia Humana, Petro Gustavo.
Se respira un ambiente de tranquilidad y serenidad. El pueblo colombiano reaccionó presentándose un cambio generacional. No en vano, cerca del 70% de la población es menor de 30 años. Nos encontramos, entonces, ante el reto de entregar un país distinto.
La generación del siglo XXI – millenians – ha roto todos los paradigmas existentes del siglo XX. Una generación abierta, plural, democrática, la cual demanda una visión diferente a la nuestra, los jóvenes del siglo XX a quienes nos tocó luchar contra el comunismo, el terrorismo y el narcotráfico en todas sus dimensiones.
La amenaza real de tener a Petro en el Palacio de Nariño se disipa, por ahora. Porque en su discurso triunfalista dice que su proyecto político es de largo aliento y que el pueblo le notificó al candidato Duque que el 41% de los colombianos no está a favor de su gobierno y que harán oposición y que esperarán. Que no tienen afán. Que no pedirán ni ministerios, ni embajadas. Que simplemente, se sentarán a esperar los resultados de su gobierno.
Es que la izquierda nunca tiene afán para tomarse el poder.
Cuando escuchaba a Petro, me acordé de Raúl Reyes.
Al comenzar el proceso de paz con las Farc en la era Pastrana, comentó que las Farc no tenían afán. Simplemente, suele esperar las condiciones objetivas para la toma del poder como se produjo recientemente en España cuando por medio de una moción de censura a Mariano Rajoy el PSOE se lo tomó siendo minoría tanto en Cámara, como en el Senado.
Hay que analizar con pinzas ese 41% de Petro. Su triunfo en Bogotá, Cali y Barranquilla, Atlántico en general, es una voz de alerta de una población que se siente insatisfecha con el régimen político y empresarial corrupto y amoral existente.
Petro gano en Barranquilla a pesar de los Char. Una voz de alerta. Un amigo de Barranquilla me comenta que la gente está “mamada”. Para cualquier contrato con el Estado se piden coimas superiores al 30%. “La gente está mamada de eso”.
Contrario al caso de Bogotá, donde a pesar de más de 12 años de gobiernos fracasados, la izquierda continúa en el poder. La votación por Petro en Bogotá puede ser un castigo para la administración de Enrique Peñalosa quien ha hecho hasta lo imposible para borrar con el codo todas las esperanzas depositadas en él hace dos años.
En Colombia, si no logramos capitalizar este momento de triunfalismo con el único fin de evitar que la izquierda carnívora llegue al poder, en cuatro años la amenaza de Petro Gustavo pasará de amenaza a una realidad.
Tenemos el ejemplo en nuestras narices de Venezuela.
También, está el de México donde se presentarán elecciones con un fenómeno similar de desgaste del sistema democrático, de sus instituciones, de la clase dirigente y política, sumado a un nefasto gobierno de Peña Nieto. Por lo anterior, el señor Manuel López Obrador tiene el triunfo en sus manos.
Por esta vez, las condiciones objetivas no se dieron para Petro. Pero, se darán si nos descuidamos. Ahí, tenemos el ejemplo de Bogotá y Girardot, Neiva. Una vez llegan al poder, se enquista. Y como el gorgojo; a donde llega la izquierda, acaba con todo. Para eso, no necesita de mucho tiempo.
El reto de Duque es inmenso.
Duque, la tiene que sacar del estadio.
Puntilla: El gran ganador detrás del triunfo del Duque: Álvaro Uribe Vélez. Me quito el sombrero. Tremendo castigo para JMS y su gobierno corrupto y amoral.
Publicado: junio 19 de 2018
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