En tiempos electorales es cuando se refleja la verdadera naturaleza y la integridad de los políticos. Luego de la victoria de Iván Duque quien de la mano del presidente Uribe obtuvo un resultado insospechado, los antiguos enemigos del uribismo, humillados han empezado a buscar pista en las toldas del Centro Democrático.
Que un rival legítimo busque un entendimiento, no tiene nada de malo. Al fin y al cabo la razón de ser de la política es la construcción de consensos. Lo que resulta incomprensible es que aquellos que llevan años enteros señalando al presidente Uribe y al uribismo con los peores adjetivos, quieran hacer creer que aquello no sucedió y que pueden sumarse a la candidatura de Duque sin más ni más.
Es claro que un candidato no puede despreciar ningún voto. La campaña es para conseguir respaldos. Al fin y al cabo, el que queda mal no es el que recibe el apoyo, sino el enemigo de otrora que lo ofrece.
Es el caso de César Gaviria, el cuestionado expresidente liberal que en 2014 fungió como jefe de la reelección de Juan Manuel Santos. En aquellas elecciones, el doctor Gaviria no pudo contener sus arrebatos histéricos y no ahorró insulto ni descalificación hacia Uribe y el Centro Democrático.
Al parecer aquellos que hasta no hace mucho calificaban al CD de ser el partido enemigo de la paz, se dieron cuenta de que esta es la colectividad que tiene el mejor programa para gobernar a Colombia, después de la debacle causada por el santismo.
Los seres humanos crecen intelectualmente. En estas elecciones se ha registrado un proceso masivo y acelerado de maduración. Los que señalaban a Uribe de ser un peligro, hoy hacen fila para aliársele. Quienes urdían persecuciones judiciales en su contra y en contra de sus más cercanos amigos y colaboradores, ahora no ocultan su interés de respaldar sus propuestas, entre ellas una reforma integral, estructural y definitiva a la justicia.
Duque ha sido coherente y consistente a la hora de recibir esos apoyos: bienvenidos, pero deben saber que un gobierno suyo va a defender y sacar adelante los postulados del Centro Democrático. Así las cosas, aquellos que impulsen la candidatura del uribista Iván Duque, deben saber que se implementarán los ajustes al acuerdo con las Farc. Eso significa que la JEP será modificada y el narcotráfico desligado de los delitos políticos. Así mismo, los responsables de crímenes de lesa humanidad, no podrán, en ningún caso, ocupar cargos públicos.
Que nadie tenga dudas: esos serán algunos de los postulados que hará realidad el gobierno de Duque en caso de ganar las elecciones como muy seguramente sucederá el próximo 17 de junio.
Los gobiernos no pueden ser sectarios ni excluyentes como fue el de Juan Manuel Santos. Deben tratar de ser lo más amplios posible, pero sin abandonar su línea fundamental ideológica. En su discurso del pasado 27 de mayo, Iván Duque fue claro en ese sentido. Rescató propuestas de sus rivales derrotados, las cuales tienen coincidencias profundas con su programa de gobierno.
Pero que nadie crea que Duque se va a desmarcar del cuerpo de doctrina uribista ni de su plataforma programática. Los cambios que él ha propuesto y las iniciativas que ha planteado, claramente serán llevadas a cabo a partir del próximo 7 de agosto, cuando tome posesión del cargo e inicie el proceso de reconstrucción de Colombia.
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