Esta semana estuvo bastante movida en los temas políticos. A escasas dos semanas de la primera vuelta los candidatos han tenido “momentos radiográficos” que dejan entrever su verdadera fibra personal y moral que determinará su manera de gobernar durante los próximos cuatro años si llegan a ser elegidos. Veamos algunas de esas perlas.
Germán Vargas Lleras
Primera Perla: Las redes fueron invadidas por unas fotos de unas mujeres ligeras de ropa entregando propaganda política del candidato en Santa Marta. Personalmente, como mujer, me sentí ofendida porque una campaña presidencial no es una propaganda de Águila en la cual se puede cosificar a la mujer, especialmente teniendo en cuenta que ese mismo día el país se enteró que una niña de 3 años fue violentamente atacada sexual y físicamente por las mismas personas que estaban a cargo de su cuidado. Algunas personas consideraron que ese era un tema menor y ahí cabe cualquier opinión. Lo que realmente me llamó la atención fue la reacción de Vargas. En vez de asumir la responsabilidad, si es que la tenía optó por sacar un pantallazo de un chat de WhatsApp y responsabilizar al Centro Democrático de armar un montaje contra él. Como en este mundo de redes y de inmediatez cada vez es más difícil que algo quede oculto entre cielo y tierra durante mucho tiempo, al día siguiente se comprobó que la actividad había sido programada por un político de tercera categoría miembro de Cambio Radical.
Conclusión: Vargas Lleras es una persona incapaz de responsabilizarse de sus propios errores y no tiene escrúpulos a la hora de lanzar acusaciones.
Segunda Perla: A través de un medio de comunicación Vargas Lleras dijo lo siguiente: “Cero corrupción en el próximo gobierno. Le he notificado a los parlamentarios que me están acompañando y a los dirigentes que se terminó la robadera.”
Esta afirmación parte de un certero conocimiento de que durante estos años sus amigos políticos han estado cometiendo peculado continuado. Y lo más grave es que, a sabiendas de que son unos ladrones, están bienvenidos a su tolda política.
Conclusión: El candidato Vargas Lleras conocía de actos de corrupción, sabía quienes los estaban cometiendo y los aceptó para acompañarlo en su aspiración presidencial. En cualquier país, esta afirmación tendría unas connotaciones legales severas y probablemente le habrían abierto una investigación para indagar sobre su conocimiento de esos delitos. Además, recibió en su campaña a políticos que lo venían acusando a los cuatro vientos de ser un corrupto, como Armando Benedetti. De nuevo, su fibra moral queda en entredicho.
Gustavo Petro
Primera Perla: En el debate presidencial del Canal Capital Iván Duque le preguntó a Gustavo Petro si él pensaba pasar por encima del actual alcalde para imponer su propio metro. Petro dijo que no iba a pasar por encima del alcalde, sino que lo iba a “convencer”, y que el mecanismo para convencerlo era que el dinero con el que se financia el metro es de la Nación. Dando a entender que sólo va a dar el dinero si es para el metro que él quiere. ¿Recuerdan el episodio del dueño de la chequera?
Conclusión: Independientemente del debate de qué metro es mejor, si el subterráneo o el elevado, una vez más Gustavo Petro mostró su carácter autoritario y absolutista. No tendrá ningún escrúpulo a la hora de pisotear a cualquiera que ose ir en contra de su voluntad. Algo muy maduro.
Segunda perla: En una entrevista el candidato Petro expresó, a propósito de la controversia que se desató cuando dijo que Ardila Lulle le tendría que vender las tierras de su ingenio azucarero al Estado, que de llegar a la presidencia le compraría la hacienda a Álvaro Uribe “con mayor razón” porque, según él, “Uribe tiene tierras fértiles improductivas.” El presidente Uribe le salió al paso y sacó un video hablando sobre la alta productividad de sus tierras, asunto que en realidad es irrelevante frente a la verdadera problemática que se genera con este tipo de afirmaciones. La realidad es que Petro no tiene el respeto por la propiedad privada, si (Dios no quiera) llega a la presidencia, va a generar una inseguridad jurídica y económica que ahuyentará a la empresa y a la inversión.
Conclusión: Los que podemos vernos reflejados en el espejo de Venezuela no esperaremos a que el país esté echo trizas 20 años después para huir. Petro en la presidencia sería la mayor debacle que le podría suceder a Colombia, y esas son palabras mayores saliendo de el peor gobierno que ha visto nuestro país.
Publicado: mayo 11 de 2018
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