Con el argumento de “la paz” el gobierno Santos, utilizando todos sus tentáculos, pisoteó el Estado de Derecho. Sin importar si estaban extralimitándose en sus funciones, muchas de las instituciones jugaron un rol a medida que se iba necesitando para sacar adelante un acuerdo leonino en el que las Farc recibían todos los beneficios y Colombia todas las pérdidas. La palabra paz se convirtió en el escudo legal y moral para atropellar la voluntad del pueblo colombiano que nunca fue nada distinta a: paz sí, pero sin impunidad, sin premios y sin ilegalidad.
La captura de Jesús Santrich de nuevo ha puesto a andar todo el engranaje del gobierno y de las instituciones (incluyendo a la Iglesia Católica) para que, con el argumento de la verdad para las víctimas, no sea extraditado. La primera reacción de Santos ante la noticia de la captura de Santrich fue muy parecida a la reacción que tuvo cuando perdió el plebiscito: aceptó la derrota. Y su actuar posterior a ambas situaciones también es similar. En ambos casos ha movido cielo y tierra para que las Farc sean beneficiadas, con la diferencia de que en el caso de Santrich también se está valiendo de la Iglesia y de la JEP sin importarle las consecuencias que esto podría acarrear en las relaciones con los Estados Unidos.
La semana pasada el pueblo colombiano se estremeció cuando la Iglesia Católica tomó la decisión de acoger a Santrich en una sede de la Conferencia Episcopal. El argumento para justificar lo injustificable fue que era un gesto humanitario para ayudar a preservar la vida que el mismo Santrich está poniendo en riesgo con una supuesta huelga de hambre que ya superó el récord impuesto por Gandhi. Con este insólito episodio se rompió de tajo la igualdad con la que se debiera tratar a todos los criminales en la misma situación. Se le ha pretendido imprimir una calidad especial a Santrich porque fue una de las cabecillas de las Farc que intervino en el proceso que culminó en el acuerdo “de paz”. Acuerdo que estableció que cualquier delito cometido después de firmado el mismo, sería juzgado por la justicia ordinaria abriendo inclusive la posibilidad de ser extraditado si las circunstancias así lo ameritaban.
El papel de la JEP se limitó, según el mismo acuerdo, a juzgar los delitos cometidos con anterioridad a la firma del acuerdo. Es decir, que cualquier delito cometido con posterioridad al 24 de noviembre de 2016 se saldría de su jurisdicción. La JEP, en este caso específico, se tendría que limitar a establecer cuándo fue cometido el delito para saber si tiene competencia o no. Las pruebas que tiene la DEA contra Santrich y sus cómplices evidentemente corresponden a delitos cometidos con posterioridad a la firma del acuerdo por eso sorprende la decisión del tribunal de suspender la extradición de Santrich.
El argumento para cometer esta evidente extralimitación de sus funciones – léase prevaricato – es según Roy Barreras, en una entrevista concedida a la W Radio, preservar la integridad del acuerdo y el derecho de las víctimas a conocer la verdad.
Dentro de las funciones de la JEP no existe una que diga que tiene que preservar la integridad del acuerdo. Sin el menor asomo de vergüenza están cambiando las reglas de juego de la misma manera como acomodaron todo y a todos para desconocer el resultado del plebiscito. En cuanto al argumento del derecho a la verdad, Santrich tuvo mucho tiempo para reconocer el cúmulo de daños que le hizo a la sociedad colombiana y por el contrario en todas las entrevistas que concedió mientras estuvo en libertad no solo hizo lo contrario sino que se burló de sus víctimas. No será de la boca de Santrich que se conozca la verdad de sus crímenes porque una de las calidades de todo delincuente es ser mentiroso. Preferimos conocer la verdad resultante de las investigaciones de las autoridades incluyendo las versiones de las víctimas como aquellas que pertenecen a la Corporación Rosa Blanca.
Mientras Juan Manuel Santos sea presidente Jesús Santrich no será extraditado, es más no se extrañen de que muy pronto le concedan la libertad. Porque así como la paz fue la excusa para premiar a los delincuentes, ahora será la verdad será la excusa para que sigan delinquiendo.
Publicado: mayo 18 de 2018
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