Mucho se habla de la conocida “maquinaria política”, esta ha permitido que diversas personalidades lleguen a ocupar cargos a lo largo y ancho del país. Y hay varios tipos de maquinaria, como lo son la pública, la maquinaria de Partido y la orgánica, entre otras. Esta funciona mediante contratos, burocracia e incluso presiones para lograr en el subordinado, en el amigo o en el “socio”, un voto o un respaldo favorable para determinado nombre. La maquinaria ha estado presente en la política colombiana desde hace décadas, pero ha venido perdiendo fuerza, hasta el punto que falta muy poco tiempo para que desaparezca por completo del escenario.
He manifestado reiteradamente que el ciudadano de hoy está más informado y más formado, y ello ha llevado a que este investigue y analice un poco más antes de tomar cualquier decisión, sobre todo en época electoral. En mi departamento, el Cauca, lo vimos en las elecciones legislativas del 2014, en donde varios dirigentes políticos perdieron en las urnas. Ellos, como muchos otros, hoy todavía creen que los departamentos o municipios son sus fincas, o suponen que por tener abolengo son más que los otros. No, no señores, esa política de hace 50 años no funciona hoy, por ende la ciudadanía ha ido optando por otro tipo de perfiles en la política. Entristece ver como hoy algunos posan en los medios como la renovación, pero en la praxis no son mejores a lo que ellos critican; de esos hay en todos los partidos.
Pero bien, la maquinaria no solo le falló a esos parlamentarios caucanos, sino que también a muchos otros, vale acotar. Otro claro ejemplo de que la maquinaria está muriendo fue el resultado obtenido en el Plebiscito. La maquinaria estaba enfilada para que ganara el “Sí”, pero el resultado fue otro, ya que la gente no le “copió” a las presiones que existían por parte de los directores o gerentes de las entidades en las regiones y los contratistas no se dejaron presionar por los alcaldes o gobernadores. Luego llegaron las elecciones parlamentarios del 18, y muchos nuevamente quedaron por fuera de las curules a pesar del respaldo de la maquinaria; en el Cauca, casi queda por fuera el señor Temistocles Ortega, a pesar de contar con el apoyo del gobernador y varios alcaldes en ejercicio.
Y claro, llegamos a los recientes comicios presidenciales, en donde el candidato de la maquinaria, German Vargas Lleras, no logró su objetivo, puesto que tan solo alcanzó el 7 % de la votación. El señor Lleras, confiado del gobierno nacional, de sus amigos y socios creía estar por lo menos en la segunda vuelta, pero nada de eso fluyó. Este último caso demostró con mayor fuerza que la maquinaria tiene sus días contados, que no solo ello es suficiente para ganar una elección, sino son muchos más factores los que influyen en el votante de hoy. Factores que son ignorados por el político de antaño, o por esos “jóvenes” que hacen la política como en otrora. Tales personas no tienen la capacidad de asimilar que el mundo cambia y por ende la política también, pero ellos, en su ego ancestral, se encierran y no ven más allá.
A los ciudadanos y posibles electores se les debe atraer con respeto, cariño y sinceridad, esos elementos hoy nuevamente tienen auge. Pero también la coherencia es importante, ya muchos estamos cansados de ver como para unos es fácil acomodarse en donde más sombra reciba. Todos, debemos seguir informándonos, pero también actuando y sentar nuestra voz de protesta o apoyo cuando sea el caso. ¡Vamos, que sí se puede cambiar la politiquería por política!
Publicado: mayo 31 de 2018
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