¡Por Dios! Que alguien nos tire un salvavidas.
A tan solo una semana para votar por el futuro de Colombia, en medio del feroz invierno que azota a todo el país y que tiene en vilo el proyecto de ingeniería hidráulica Hidroituango donde se han invertido más de U$ 8 billones; sería pertinente que reflexionáramos con la cabeza fría sobre la importancia de las próximas elecciones porque estamos haciendo agua. Nos estamos ahogando.
Por lo demás, no deja de ser paradójico que fuera bajo el gobierno corrupto y amoral de JMS que se produjeran grandes catástrofes tanto humanitarias, como de infraestructura: La Ruta del Sol y las ministras impolutas, el puente de Chirijara en Villavicencio por quien nadie asume, ni da respuesta, Mocoa, Gramalote, donde se perdió la estatua del Dr. Laureano Gómez, Tumaco. Ni hablar de Odebrecht. Ahora, Hidroituango.
Quien se aleja de Dios, proviene las desgracias…
Ni hablar de la crisis humanitaria de millones de venezolanos quienes vieron cómo este gobierno, GVLL, la izquierda junto con la Conferencia Episcopal guardó silencio cómplice frente a su tragedia. Hablando de venezolanos, si Transmilenio en Bogotá no le pone un freno a la mendicidad de los jóvenes y los vendedores ambulantes tarde o temprano habrá una tragedia.
Pareciera que, al igual que el proyecto de Hidroituango, finalmente el buque al comando del cadete naval JMS hizo agua en todos sus frentes.
Por ejemplo, nos estamos ahogando en corrupción.
En una interesante entrevista el señor Fiscal General de la Nación Dr. Humberto Martínez Neira a Claudia Gurisatti al canal RCN, mencionó sobre los casos de corrupción más relevantes como lo son: Odebrecht, Hemofilia, campaña presidencial JMS y la JEP quien, al parecer, no alcanzó a nacer cuando en su primera semana de vida realiza un prevaricato al pronunciarse por encima de las instancias del poder judicial como la Corte Suprema de Justicia, la misma FGN, la PGN, el tratado de extradición vigente entre los EE.UU y Colombia con el apoyo vergonzante, por lo demás, de la Conferencia Episcopal colombiana ante los ojos indignados de sus feligreses.
Con la anuencia del gobierno de JMS y la Conferencia Episcopal, nos estamos ahogando en el caso de Santrich. El único valiente en levantar su voz ha sido el padre Alirio quien desde su homilía dominical dijo lo siguiente:
“Un mensaje al señor Álvaro Leyva, ¿lo conocen?
Ha dicho que se me fueron las luces comparándome con el fraile Tomás de Torquemada, confesor de la reina Isabel la Católica, diciendo el que yo soy lo más parecido al fraile del siglo XV. Pues, bien. Prefiero que se me vayan las luces a no ser cómplice de estas decisiones porque el señor Santrich debe regresar a la cárcel y esperar la sentencia de su extradición. Captura que no fue por parte de una estación de policía sino de la DEA y la FGN. Ellas, hicieron este proceso.
Por lo demás, él y sus cómplices del secretariado de las Farc no tuvieron compasión con aquel niño que sufría de cáncer y les imploraba por la televisión que por favor que no le mataran a su papa, el niño murió sin ser escuchado. Él y el secretariado no tuvieron compasión con los militares que murieron de hambre y fueron asesinados y otros a tiro de gracia. Él y el secretario no tuvieron compasión con los civiles secuestrados, ni con sus familias asesinadas. Él y el secretariado fueron también los causantes de muchos secuestros, de muchos maltratos a mujeres indefensas y obligadas a abortar. Ellos, no tuvieron compasión con tantas masacres, ni con los familiares de las víctimas, ante el dolor y los genocidios cometidos.
Mi decisión se mantiene y recuerdo las palabras del reverendo Martin Luther King quien decía que una nación se pierde a su misma cuando sus gobernantes legalizan lo malo y prohíben lo bueno y cuando la Iglesia, cobardemente, se vuelve cómplice con su silencio”.
Tremendo, el padre Alirio.
De tanto tentar al diablo, los colombianos no reconocemos la diferencia entre el bien y el mal como bien lo menciona el padre Alirio. Este gobierno de JMS pasará a la historia como aquel que legalizó el mal para castigar al bien.
Mientras tanto, si el señor Santrich dijo que cancelaba, temporalmente, su “huelga de hambre” ¿porqué el gobierno de JMS y su ministro del interior Rivera no es igual de diligente para trasladarlo, temporalmente, a la Picota, donde debe estar?
¡Pongámonos serios! Estamos jugando con candela.
El futuro de Colombia está en juego y de aquí no me muevo, como diría don Rodrigo Díaz en Les Luthiers…
Puntilla: Que tal que a todos los presos del país les diera por hacer huelga de hambre. ¿El gobierno y la Conferencia Episcopal serán igual de misericordiosos que con el señor Santrich?
Publicado: mayo 22 de 2018
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