La captura del capo del narcotráfico y cabecilla de la banda de las Farc, alias Jesús Sántrich, confirma que esa guerrilla es, en efecto, un peligroso y poderoso cartel de las drogas.
Llama la atención que la izquierda en pleno haya salido a justificar y defender a Sántrich, sin reparar en la contundencia de las pruebas que hay en contra de ese criminal.
Voces relevantes de esa tendencia ideológica como la del senador comunista Iván Cepeda, alegan que la captura de Sántrich es un golpe contra el proceso de paz. Con ese tipo de argumentaciones totalmente inaceptables, se revela que en La Habana se hizo un pacto de impunidad, extendiéndole a las Farc una licencia para delinquir. Sántrich es el primer cabecilla de las Farc capturado por cometer delitos, pero no es, ni mucho menos, el único.
Las Farc han sido y siguen siendo un cartel del narcotráfico. Esas 10 toneladas que Sántrich proyectaba traficar, tienen un valor superior a los $300 millones de dólares en las calles estadounidenses, cifra lo suficientemente grande para que esa organización criminal pueda hacer una campaña exitosa en el proceso electoral regional del año entrante.
Hizo bien el fiscal general, Néstor Humberto Martínez al actuar con verticalidad en contra de Sántrich, procediendo consecuentemente con la información que proveyó la DEA. Sántrich debe ser extraditado, luego de que se cumpla el proceso correspondiente.
Preocupa que la denominada jurisdicción especial para la paz se atraviese e impida que Sántrich sea investigado por la justicia ordinaria. Existe el riesgo de que ese tribunal, mayoritariamente integrado por personas de izquierda, esté tentado a alegar que la justicia ordinaria no puede procesar al jefe terrorista, así haya plena prueba de que el delito por el que fue arrestado fue cometido con posterioridad a la fecha de entrada en vigor del acuerdo Santos-Timochenko.
Desde la extrema izquierda y del gobierno, se ha dicho sin prueba alguna que el Centro Democrático ha querido hacer trizas el acuerdo con las Farc, en referencia a un comentario equivocado que sobre el particular hizo un exministro hace algunos meses.
El comportamiento delictivo de las Farc, con sus cabecillas traficando toneladas de cocaína, como lo hizo el terrorista Sántrich, devela que si hay un grupo interesado en destrozar el proceso, son las Farc.
Ahora bien: ¿Sántrich procedió como una rueda suelta, o sus actividades de narcotráfico son coordinadas con los demás miembros de la cúpula terrorista? Los antecedentes de las Farc, permiten sospechar con mucho fundamento que esa organización sigue procediendo de manera concertada y coordinada.
Entre los capturados con Sántrich, se encuentra un pariente del cabecilla de las Farc, alias Iván Márquez. Las autoridades deberán determinar y aclarar si las actividades de narcotráfico en las que está involucrado Sántrich responden a una “política” coordinada del hoy partido político, Farc.
Se advirtió desde el primer momento que permitir que el narcotráfico fuera un delito conexo a la rebelión, sumado al crecimiento desbordado de las hectáreas cultivadas con coca, era un aliciente para que desde las Farc se continuara traficando hacia los Estados Unidos y Europa. La respuesta de los defensores del proceso con la guerrilla, en su momento respondieron que esa alerta se constituía en un ataque al anhelo de paz de los colombianos. Los últimos acontecimientos se han encargado de ratificar que el llamado de la oposición era prudente y sensato.
Publicado: abril 11 de 2018