Estando a solo un par de meses para la primera vuelta a la presidencia de la República lo único que puedo decir es que Sea lo que Dios quiera.
Para estas elecciones se empezó a hacer una campaña desde hace casi 7 años en el caso de Vargas Lleras, que con burocracia y corrupción hizo campaña con dineros públicos, haciéndose publicidad y haciendo parecer que nuestros impuestos eran su peculio con lo que “beneficiaba” a los más desfavorecidos.
Por el otro lado estaba Marta Lucía Ramírez que con burocracia en la alcaldía de Bogotá (dos secretarias) más lo que tenía por el apoyo que brindó en las regionales de hace 3 años se pudo hacer una campaña sumado a su campaña anterior por el partido conservador colombiano.
Así sucede en muchos casos que con un anticipo, que no se había visto se dieron las campanas de ataques y no de ideas, campanas que hoy comienzan a sorprender hasta donde pueden llegar con tal de hacerse del cargo más importante de nuestra nación.
En las que no priman las ideas ni las propuestas sino que priman los caracteres sectarios, clientelistas y corruptos. Hasta cuando Colombia aprenderá a elegir por el futuro de la nación y no por llenar su estómago el día de elecciones, ¿hasta cuando los intereses personales primarán por sobre el interés superior?
Es hora Colombianos de despertar de darse cuenta que nuestro país cada vez cae más y más bajo, que caímos en los peores debates anacrónicos de la historia, como decía en una entrevista el exministro español, el mayor problema de hoy día no es económico ni político es moral. Pensemos cual es el futuro que vamos a dejar a nuestros hijos el futuro que vamos a dejar a las generaciones venideras.
Hoy con la generación política de cambiantes, lagartos y camaleonicos ya nos queda nada más que sentarnos y esperar a que venga lo peor o bueno que sea lo que Dios quiera.
Publicado: abril 3 de 2018