La Real Academia Española incorporó el término “chupóptero” para definir a aquella persona que sin prestar servicios efectivos percibe uno o más sueldos.
Buen adjetivo para definir a ciertos parásitos que se nutren de la savia de la República por el simple hecho de pertenecer a tal o cual familia o por fungir como herederos de un extinto líder, tal y como sucede con los 3 hijos del inmolado dirigente liberal, Luis Carlos Galán.
Sin mayores merecimientos, los hermanitos Galán y su señora madre, doña Gloria Pachón, han vivido por cuenta del Estado desde el mismo instante en que la mafia llevó a cabo el vil atentado que acabó con la vida de ese gigante de la política nacional, Luis Carlos Galán.
Abundan los señalamientos contra la familia del dirigente, que controla la denominada Escuela para la Democracia Galán, una fundación que ha recibido más de $100 mil millones de pesos del gobierno de Santos.
Dicha escuela es dirigida por la señora Maruja Pachón, tía de los hermanos Juan Manuel, Carlos Fernando y Claudio Galán.
El desempleo y la falta de oportunidades que aquejan a millones de colombianos, han sido fenómenos ajenos a los hermanos Galán. Los dos mayores, Juan Manuel y Carlos Fernando, ocupan sendos asientos en el Senado de la República, mientras que el menor ha sido favorecido con cargos diplomáticos. Actualmente, él es el cónsul general de Colombia en la ciudad de Paris.
Los Galán, además de disfrutar de la generosidad del Estado, tienen muy bien dividido su feudo político, buscando ganar sin importar quién gobierne. Cuando Uribe era presidente, a través de César Gaviria, Juan Manuel Galán se hizo nombrar como ministro plenipotenciario en la embajada de Colombia ante el Reino Unido. Después de un buen tiempo en esa misión diplomática, resolvió volver a Colombia para lanzarse al senado por el partido liberal.
Paralelamente, su hermano Carlos Fernando hizo carrera, pero en Cambio Radica, a la sombra de Germán Vargas Lleras. La consigna de los Galán era la de ganar con cara y nunca perder con sello.
Ahora, que se acercan las elecciones presidenciales, Carlos Fernando Galán ha resuelto desempolvar un viejo debate con el fin de acriminar a los hijos del presidente Uribe.
Tomás y Jerónimo Uribe, por su condición, han sido sin duda alguna los empresarios más investigados de los últimos años. Todos sus negocios y proyectos de emprendimiento han sido objeto de cuestionamientos, por motivos puramente políticos. En todos los casos, ha quedado establecida la transparencia y honorabilidad de esos dos jóvenes empresarios.
Galán, que se concentrado en denunciar el mal uso de las tierras en la sabana del departamento de Cundinamarca, ha tendido mantos de duda sobre el negocio que en el año 2006 hicieron los hermanos Uribe Moreno en el lote en el municipio de Mosquera donde se proyectaba construir una zona franca.
El uso de ese terreno para uso industrial fue aprobado por primera vez en el año de 1993, a través de un acuerdo del concejo de Mosquera. Luego, en el 2000, dos años antes de que Uribe fuera presidente de la República se aprobó el Plan de Ordenamiento Territorial de Mosquera en el que se confirmó que ese terreno, entre otros, era un suelo urbano de uso industrial. Aquella caracterización de la propiedad es el hecho que genera la plusvalía de la propiedad en cuestión.
Ese terreno, que fue vendido por la empresa Bavaria, ha sido objeto de dos acciones populares, las cuales fueron impetradas con el propósito de que allí no se pudiera desarrollar el proyecto de la zona franca.
En ambos casos, la justicia ha determinado que no hubo afectación alguna y que el cambio del uso del suelo se hizo conforme a las leyes y sin que se hubiera presentado irregularidad o favorecimiento alguno.
El senador de izquierda, Jorge Enrique Robledo en su momento denunció penalmente a Tomás y Jerónimo Uribe. El año pasado, luego de una exhaustiva y larga investigación, la fiscalía procedió a archivar el expediente.
En criterio de un abogado experto en asuntos de urbanismo que habló con LOS IRREVERENTES, “este es el caso urbano más revisado de Colombia y en todos los casos, los señores Tomás y Jerónimo Uribe Moreno han salido bien librados”.
Un asunto privado que ha sido examinado exhaustivamente y sobre el que la justicia ya se ha pronunciado, no una sino 3 veces, ahora es utilizado de manera ligera por un heredero de Luis Carlos Galán en plena campaña política.
Aquel caso ha sido aclarado, cosa que no ha sucedido con la Escuela Luis Carlos Galán, una entidad sospechosamente favorecida por la mermelada santista.
Publicado: abril 13 de 2018