En la mañana de ayer, Humberto De la Calle convocó de manera urgente rueda de prensa para compartir “un importante pronunciamiento”. De inmediato las especulaciones inundaron las redes sociales donde la posibilidad de renuncia a su aspiración presidencial fue la más profetizada. La anunciada rueda de prensa no fue para dar a conocer apoyos electorales o para compartir con sus electores una nueva propuesta programática que permitiera oxigenar su agónica y moribunda campaña. No señores, no fue para nada de lo imaginado.
Humberto de la Calle, convocó la atención del país para notificarnos que “se están tirando la paz”, que Uribe y Duque, “vienen construyendo un tejido de falacias y odios que fueron conduciendo a gran parte de la gente a la nostalgia de la guerra”. Humberto de la Calle, convocando como siempre intereses y bienes patrióticos, nos convoca, una vez más, y en esta ocasión por intereses de seguridad nacional, a que los ciudadanos de bien nos unamos a defender al narcoterrorista Santrich, detenido hoy en un pabellón de máxima seguridad de la cárcel La Picota. Humberto de la Calle, nos convoca, una vez más, como él lo hizo en la Constituyente de 1991 a oponernos al mecanismo de extradición, para que, según De la Calle, Santrich pueda decir la verdad, reparar a la víctima y conocer la verdad.
Mentiras y verborrea fue el contenido de todo lo expresado por De la Calle en su fallido acto por conseguir atención y oxígeno en su fallida candidatura. De la Calle es un dinosaurio de la política tradicional, navegante de la contratación pública con fachada de prestigioso abogado, y abogado de la mafia. De la Calle no se cansa de ser vocero, arquitecto y defensor de la mafia. En su ejercicio como Ministro de Gobierno del Presidente Gaviria y en desarrollo de la asamblea nacional constituyente impuso la prohibición de extradición de nacionales, por pedido de las mafias del narcotráfico (quienes exigían esa prohibición a cambio de no seguir estallando bombas en las calles de las principales ciudades del país). Posteriormente Humberto de la Calle y después de ser elegido vicepresidente de Colombia con dineros del narcotráfico en formula con Ernesto Samper, reapareció como jefe de la delegación del Gobierno de Santos para negociaría el acuerdo de impunidad con las FARC.
No doctor De la Calle, ni Uribe, ni Duque, se están tirando la paz, ni menos haciéndolo trizas, quienes acabaron con ese proceso de paz fueron ustedes y las FARC. No doctor De la Calle, Ni Uribe, ni Duque, son responsables que las FARC sigan en el negocio de la coca e inundando el campo con más de 250 mil hectáreas sembradas. No doctor De la Calle, ni Uribe, ni Duque, son responsables del juego estratégico de las supuestas disidencias de las FARC representadas en su máxima expresión criminal en alias “guacho” y “el paisa”. No doctor De la Calle, ni Uribe, ni Duque, son responsables del escándalo contractual entre los magistrados de la inútil Jurisdicción Especial para la Paz o de la feria corrupta de contratos en el fondo para la paz. No doctor De la Calle, ni Uribe, Ni Duque, son los que están inventando investigaciones contra alias “Iván Márquez” por narcotráfico, es el prestigioso medio de comunicación WSJ quien lo afirma.
Doctor De la Calle deje de hacer el ridículo de una vez por todas, entienda que le falló su cálculo ególatra de haber creído que los ciudadanos lo elegirían Presidente de Colombia después de haber asaltado las urnas y su voluntad popular depositada en el plebiscito; o por asustarnos antes del plebiscito diciéndonos que de no ganar el sí la guerra regresaría; o por ser un ferviente y radical defensor de la ideología de género; o por ser un manzanillo descarado.
En fin, y como lo escribió @DonNadieOficial “En toda nuestra historia republicana nadie había mostrado públicamente tanta afinidad con la mafia como hizo hoy Humberto De la Calle”.
Publicado: abril 30 de 2018
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