A lo largo de las últimas décadas Colombia ha centrado gran parte de su desarrollo económico en el sector minero energético. La gran abundancia de recursos naturales con que cuenta el País ha permitido que las inversiones en este campo sean sólidas y se hayan mantenido con el tiempo a pesar de múltiples factores económicos, sociales o políticos.
Sin embargo, es una realidad que el País necesita diversificar su economía para dejar de depender progresivamente de los importantes ingresos que este sector le aporta a la Nación, sin que esto implique emprender una confrontación jurídico-política en su contra.
En este contexto, la propuesta de Iván Duque de la “Economía Naranja” aparece en el horizonte como una gran oportunidad para explotar el inmenso potencial de las industrias creativas, el cual es, actualmente, un sector muy cerrado, poco explorado pero con una posibilidad de crecimiento a futuro como pocos.
En efecto, los proyectos de emprendimiento en el campo de la cultura, el arte, la música, etc., no han sido una prioridad para el Estado Colombiano, quien no solamente limita los escasos recursos que destina a estos rubros, sino que no ha puesto en marcha una política estructurada que integre incentivos tributarios, facilidades para la creación de empresa y explote económicamente el potencial cultural que tenemos gracias a la diversidad de regiones y tradiciones que conviven en el País.
No obstante, esta realidad está por cambiar. Desde el Congreso, Duque le planteó hace varios años al País una propuesta innovadora que hoy busca poner en práctica desde la Presidencia y, siendo sinceros, cómo no le vamos a dar la oportunidad a un gran líder como él para que ejecute un proyecto que beneficiará a todos nuestros compatriotas económica y culturalmente.
Como tal, el hecho que desde las tejedoras artesanales de La Guajira, pasando por el gran potencial musical y artístico que se deriva de la riqueza cultural de nuestra Patria, hasta la multiplicidad de carnavales y celebraciones masivas que se realizan, se beneficien de esta visión de País no solamente significa que se está abriendo el campo a la verdadera explotación de un sector económico poco explorado, sino que se está permitiendo preservar nuestra identidad nacional, lo que nos hace colombianos, lo que nos ha llenado de orgullo por generaciones de tal manera que no solamente se quedará en los relatos de los mayores sino que será un gran motor de creación de empleo de calidad.
Por eso, ante esta realidad, me atrevo a expresar que la económica naranja de Iván Duque representa el renacer de Colombia gracias a un modelo que permite sacarle provecho a nuestra cultura y, como consecuencia, la activación de este sector junto con el fortalecimiento de la industria, del agro, de las telecomunicaciones, la manufactura y las demás expresiones de nuestra economía nos permitirá diversificar los ingresos que recibe la Nación, aumentar la generación de empleo formal y generar riqueza en un escenario de legalidad, emprendimiento y equidad.
Publicado: abril 13 de 2018