Economía cristiana es aplicar desde el Estado las obras de misericordia.
La exdirectora de la DIAN Fanny Kertzman, en reciente columna de opinión, manifestó su inconformidad por la solicitud del expresidente Uribe de avanzar hacia la “economía cristiana”. Para la doctora Kertzman, esa propuesta fue motivo suficiente para cambiar su voto por sentirse excluida (ella es judía). Recuerdo este episodio porqué es urgente que se avance y profundice en la propuesta del expresidente Uribe como política económica a implementar en los sectores populares en el gobierno de Iván Duque.
Estamos en la recta final de la campaña, en este momento es donde se necesita dejar claridad cuál será la política económica y social para los sectores vulnerables por parte del Centro Democrático. Iván Duque logró impresionar en los sectores empresariales, industriales y académicos con su propuesta innovadora de la economía naranja como herramienta para dinamizar las economías regionales: ese tema impacto y generó para bien sus activos electorales. Pero es urgente que avance la campaña y el candidato en los terrenos y arenas donde se está moviendo Gustavo Petro.
La economía cristiana es el discurso oportuno y viable para contrarrestar el discurso populista y demagógico de Gustavo Petro. Me angustia el avance que viene teniendo entre los sectores vulnerables las propuestas demagógicas y populistas del candidato Petro, quien se apoderó de unas banderas que solo buscan agitar odios y activos electorales. Entiendo que es un acto irresponsable acudir a propuestas de ofrecer gratuidad a gran escala en programas necesarios para los sectores populares, pero entiendo también, por lo que percibo en la calle, de la necesidad de contrarrestar el discurso irracional y mentiroso del petrismo, antes que se convierta en un hecho cierto entre los electores.
En la primera campaña de Uribe y en su plan de gobierno “Hacia un Estado Comunitario” el candidato masifico el mensaje y la necesidad de implementar y fortalecer políticas sociales y de ingresos. Familias en Acción fue la herramienta para erradicar la miseria y construir una sociedad con equidad distributiva, eso impacto en campaña y es recuerdo imborrable de su obra de gobierno. Si la campaña de Duque entiende la importancia histórica y electoral de masificar, difundir e implementar la política de la “economía cristiana” se le daría un golpe demoledor al populismo peligroso que pretende imponer la izquierda extrema de Gustavo Petro.
La economía cristiana no tiene nada que ver con imposiciones religiosas ni doctrinales, es sencillamente la implementación urgente y necesaria de la solidaridad y fraternidad por parte del Estado para con la gente que sufren los efectos de la exclusión económica y social. La economía cristiana es el fortalecimiento y cobertura de las políticas de atención del adulto mayor, abandonado y olvidado, de las madres comunitarias, lideres invisibles que asumen con estoicismo deberes propios del núcleo familiar y del Estado. Economía cristiana es la oportunidad para implementar prestamos estatales para fomentar microempresas, innovaciones, y actividades comunitarias sin la necesidad de acudir a las cadenas criminales del “gota a gota”.
Economía cristiana es implementar y agrupar en un ministerio técnico, blindado de la politiquería y la corrupción, todas las políticas sociales dispersas en diferentes instituciones, para convertirlas en prioridad del Estado y no en políticas transitorias y clientelistas. Economía cristiana es enfrentar el discurso de la igualdad con el de la equidad social, es enfrentar el discurso ecológico y ambientalista con el de la sostenibilidad ambiental, es alimentar, incentivar el esfuerzo, las metas, la competencia, la creatividad entre los jóvenes. Economía cristiana es priorizar a los pobres sin instrumentalizarlos para batallas políticas.
Publicado: abril 16 de 2018